jueves, 27 de noviembre de 2014




        (lo siguiente lo escribí para el concurso de ensayo al que convocó el Movimiento Regeneración Nacional –y ellos hablan mucho del cambio verdadero, de ahí el título–, y no gané, pero quiero que se conozca, porque yo sólo quiero mostrarle algunas cosas a todos aquéllos que se preocupan –o que dicen que se preocupan– por los problemas de México)


                                        EL CAMBIO VERDADERO Y SUS PROBLEMAS   


INTRODUCCIÓN

        Es necesario cambiar (arreglar) a México, pero el asunto es dificilísimo, pero si no conocemos a qué nos enfrentamos estamos condenados a seguir en un México en donde gobierna la mentira, la simulación, el dinero, la estafa, el crimen, la ineficiencia, la irresponsabilidad, la injusticia.

        Las fuerzas en que se apoyan los que hoy gobiernan México son muy poderosas (no sólo es la ignorancia tan profunda en que está la mayoría de la población –y de esa mayoría han salido casi todos los gobernantes, y esos gobernantes generalmente han sido un poquito menos ignorantes que el resto de esa mayoría, pero sólo un poquito–, el asunto es más grande, más complejo, los humanos estamos dentro de cadenas, casi tan terribles como en las que están los perros), y hasta hoy esos gobernantes han tenido todo a su favor para seguir aprovechándose de esa situación.

        Y hasta hoy los que se han opuesto a lo malo que hay en México no podían saber qué es todo lo que se enfrenta cuando a algunos les es inevitable oponerse a lo que está mal, cuando algunos no pueden adaptarse a un mundo en donde hay tanto que está mal (y muchos de estos “inadaptados” han sido asesinados por el poder económico y político que hasta hoy ha gobernado a México).

        E increíblemente la mayoría de ustedes no alcanza a ver lo suficiente como para oponerse a lo que está mal (no les afecta hasta las tripas una situación terrible, con la que no se puede convivir, simplemente no se puede, no es una lucha por uno, es una lucha por el prójimo, pero es más, porque, ¿cuál prójimo?, ¿el que sufre… –por culpas propias, o por culpas ajenas, no todas atribuibles a algún otro prójimo–?... es contra una situación en donde hay muchísimos problemas, problemas no sólo humanos, sino problemas de esta cosa en donde somos los seres humanos, hasta la realidad de las cosas llega todo lo que está mal entre los humanos), y en esa mayoría hay de todo. En esa mayoría están los que gobiernan, y ahí están todos los demás que no la pasan tan mal (no porque sean ricos, sino porque son muy inconscientes) en un país tan injusto, tan desigual, tan enviciado, tan violento, tan miserable, tan semialfabetizado. Y en esa mayoría están también los que padecen, los que son las víctimas (y las víctimas son la mayoría de esa mayoría).

        Estamos como en una trampa, pero es una trampa natural, por eso es tan poderosa, por eso hoy todavía es. Y en esta trampa natural hay muchos factores, pero hoy el principal factor es la ignorancia, e ignorancia que ustedes todos tienen, pero en distintos niveles, porque aun a los que les es inevitable oponerse a lo que está mal tienen ignorancia (y es ignorancia –ignorancia la hay y mucha–, pero es más, es una incapacidad que ustedes todos tienen, aun los más capaces de ustedes –en entendimiento, en pensamiento, es decir, lo que somos -lo que nos hace humanos, lo que nos hace ser humanos, lo que hace que haya “seres” humanos-, pero hoy, increíblemente, eso que somos está limitado en ustedes todos–, que están como ciegos ante todo lo que tienen frente a los ojos).

        En este ensayo voy a mostrar hasta dónde llega ese afán para algunos inevitable de tener que hacer algo contra lo que está mal en México. Pero ninguno de ustedes puede imaginar hasta dónde llega lo que está mal, porque lo que está mal va más allá de México (México es sólo un país, –es el resultado de– una historia –una “cultura”–, de atrocidades, de injusticias, de irresponsabilidades, de ignorancias –casi como los de cualquier otro “país”–. Los problemas de los mexicanos son problemas humanos, problemas inherentes al ser humano, problemas inherentes a lo que es el ser humano), o de los seres humanos.

        Escribo este ensayo para que ya no sigamos a ciegas (hoy que ya podemos dejar de andar a ciegas), los que gobiernan hasta aquí han estado sostenidos por cosas terribles, pero hoy ya sólo están sostenidos por la ignorancia, porque hoy ya podemos saber (esta cosa en la que somos está sujeta a procesos) esas cosas terribles. En este ensayo voy a mostrar la parte principal de la película dentro de la que estamos, y en esa película los humanos somos sólo unos actores más, y nuestra actuación (todo lo que somos, todo lo que podemos ser) está muy bien delimitada.




NUESTRAS OPINIONES, NUESTRAS LUCHAS

        En las cosas (también se les da el nombre de: la realidad, o, la naturaleza, o, el mundo, o, el ser. Y nosotros estamos dentro de un universo, un universo que probablemente no equivale a todas las cosas, pero si este universo actual fuera el único, entonces si equivaldría a todo, y sería el nombre más preciso para nombrar a todo, a todas las cosas, a todo lo que es, a todo lo que hay) hay hechos y datos, y en los humanos (que también son cosas), además, hay opiniones. Y los únicos que hablan son los humanos, las demás cosas, o están mudas, o sólo ladran, o mugen.

        Nosotros los humanos somos (pensamos, sentimos, hacemos, luchamos) a partir de lo que sabemos, o de lo que ignoramos. Pero hasta hoy aun los peores (en ignorancia, o en maldad) tienen sus argumentos, sus discursos.

        Pero en las cosas hay hechos y datos, con los cuales se pueden evaluar las opiniones, con los cuales se pueden evaluar el conocimiento o la ignorancia, con los cuales se pueden evaluar el bien o el mal, lo que está bien o lo que está mal.




¿HASTA DÓNDE LLEGA EL CAMBIO VERDADERO?

        El cambio que necesitamos (no sólo en México) debería llegar hasta el máximo de felicidad que pudiera ser posible, pero para todos, para todos los seres humanos (y para lograr eso tendríamos que hacer la justicia máxima posible, es decir, la igualdad máxima posible).

        Porque todos los seres humanos tenemos necesidades, nos da hambre, nos da sed, nos dan ganas de ir al baño, nos da sueño, nos da frío, nos da calor, y además tenemos corazón, nos enamoramos, y sufrimos con el desamor.

        El cambio debería llegar hasta quitar todo problema, toda causa de problema, que esté en nuestra mano quitar, y para lograr eso tendríamos que llegar hasta la clonación, tendríamos que ser todos iguales en todo, para que no sólo no hubiera ricos y pobres (ni jefes y gatos), sino para que incluso no hubiera bellos y feos (ni fuertes y débiles, ni altos y chaparros, ni inteligentes y tontos, ni claros y oscuros, ni sanos y enfermos –físicos o mentales–, ni desórdenes cromosómicos u hormonales: síndrome de Down, homosexualidad…). Pero sí tendría que seguir habiendo hombre y mujer (tendríamos que ser en sólo 2 moldes: hombre y mujer, unos hombres –igualitos– y unas mujeres –igualitas– que envejecerán, y eso traerá problemas, a menos que se pudiera lograr la eterna juventud).

        Y tendríamos que ser todos iguales, es lo menos que tendríamos que ser (por justicia, por cordura, porque sentimos), pero hay un pequeño problema, que aquí en las cosas no hay sentido, las cosas no tienen ningún sentido, ningún propósito.

        Y no debería haber casi nada de lo que hay hoy en la sociedad humana, no debería haber fronteras (divisiones: países, lenguas…), dinero, drogas (alcohol y tabaco incluidos), armas, ejércitos, policías, irresponsabilidad, derroche, pornografía, negocios, egoísmo, elecciones…

        El corazón humano no es una cosa fácil, tendríamos que estar controlándolo, cuidándolo, protegiéndolo, de sí, si eso fuera posible, si aquí hubiera sentido, pese a toda la terribilidad que hay, pero el problema es que la terribilidad llega hasta la falta de sentido de todo, y en ese todo está todo, ahí es nuestra pequeña (y única) vida.




¿QUÉ ES ESTO (EL SER HUMANO, LA VIDA, TODO)?

        Y yo puedo decir y decir, pero tengo que mostrar en qué baso todo lo que digo. Y el principal argumento que tengo es: Esto (todo, todas las cosas, incluido ahí todo lo nuestro, todo lo “humano”. Para poder una opinión de cualquier cosa primero tendríamos que aclarar qué es Esto, qué es el mundo, qué es la realidad, qué es el ser, qué es la existencia, qué es la vida, qué somos nosotros) sólo podría tener 2 explicaciones: Dios (eso que llaman Dios: un Creador, un Ser Todopoderoso, un Espíritu, es decir, una cosa que no existe, una cosa que es voluntad –como la del humano, o como la del perro–, pero sin cuerpo, una cosa que es inteligencia –como la del humano, o como la del perro–, pero sin cuerpo. La voluntad y la inteligencia son cualidades que se dan sólo dentro del fenómeno de la vida, dentro de una vida que no siempre es, aquí en el planeta Tierra la vida empezó hace por lo menos 3 500 millones de años, y para que esa vida llegara hasta algo en lo que ya puede verse voluntad tuvieron que pasar como 2 900 millones de años –cuando la vida llegó a animal–. Y apenas hace unos 6 millones de años esta vida empezó a meterse en nivel humano –en eso que hace que haya “seres humanos”, pero ese ser humano es sólo un animal más, ese ser humano es sólo un ser vivo más–, una vida que nadie guía, una vida que sólo se despliega, lo que puede desplegarse, sus capacidades. Una vida sujeta a procesos, y a accidentes, como los de hace unos 250 millones de años que causaron la mayor extinción –conocida– que ha experimentado la vida terrícola –más del 96% de las especies que habitaban en el mar desaparecieron y en la tierra desapareció alrededor del 70% de las especies de vertebrados, los humanos, y los demás mamíferos, descendemos de alguna de las especies de los vertebrados sobrevivientes, en ese tiempo todavía no había mamíferos, pero ya había empezado la línea evolutiva que dio origen a los mamíferos actuales, y esa línea se desprendió de los reptiles, hace como 320 millones de años. Pero ha habido otras 4 extinciones casi tan grandes como ésa–, y la vida se recupera, y sigue, con lo que tiene para seguir, con lo que le queda –hoy sobrevive sólo como el 0.1% de todas las especies que ha habido–. Los humanos terrícolas actuales –y toda la demás vida que hay hoy en el planeta Tierra– somos el producto de accidentes sobre accidentes –asómense a la fauna de Ediacara de hace 600 millones de años, a ver si ahí pueden ver sus rostros, sus cuerpos, sus nombres, sus creencias, sus suficiencias, sus perversidades. Nosotros los humanos sólo somos un nicho -como lo son los perros, o los peces, de los que descendemos perros y humanos, pero en tiempos de la fauna de Ediacara casi no había animales, animales que es por donde las cosas llegan hasta cosas como nosotros los humanos que sólo somos un nivel de las cosas, animales como los perros que son las cosas más representativas de otro nivel de las cosas, pero en ese nivel también caben las plantas, que tienen menos capacidades que los perros, pero que no son seres como las piedras que son el ejemplo más representativo del otro nivel de las cosas. Cosas diferentes de las piedras sólo pueden ser como los perros o como nosotros, no importando si en cierto momento las hay o no, pero hoy las hay, hoy podemos ver los 3 diferentes tipos de cosas que puede haber en las cosas. Y ustedes que se creen tan especiales, no dándose cuenta de lo que en realidad son: sólo algo que es porque puede ser, pero todos esos “seres humanos” van a tener que pasar por una etapa como en la que están todos ustedes hoy, así de increíbles, como sonámbulos, como tontos, aunque no todos estén igual de tontos, es decir, aunque no todos estén igual de ignorantes, o de ciegos, o de desiguales en inteligencia, en el nivel de inteligencia en que hasta aquí han estado encerrados todos ustedes- para ser que hay en las cosas, un molde. Un molde que cuando sea va a ser como lo que somos y hemos sido nosotros. Y todas las “humanidades” en lo físico van a ser más o menos como somos nosotros, pero si hubiera podido surgir una humanidad de alguna especie de los dinosaurios sus caras hubieran sido más reptiloides que las nuestras, pero en algún momento estarían en las mismas increíbles incapacidades en que hoy están ustedes, hoy que ya ha hay alguien que puede relatarles el cuento del mundo–, pero lo humano no es un accidente, lo humano es una de las capacidades de la vida, una vida que es una de las capacidades de las cosas), o no Dios (o sea, solo, de fuerzas que no son nada parecidas a “Dios” –o sea, nada parecidas a humano, o a perro–, fuerzas que no ven, que no oyen, que no sienten, que no piensan, que no entienden, que no tienen ideas, que no tienen voluntad, que no tienen inteligencia. Y el “diablo” es de lo mismo que Dios, el diablo es del mismo cuento. El opuesto de Dios no es el diablo, el opuesto de Dios es una naturaleza sola).

        Pero Dios es sólo ignorancia –ignorancia humana, Dios es humano, Dios es sólo cuando hay humanos, cuando hay humanos ignorantes–, una gran ignorancia (y yo no quisiera ser duro con la idea Dios, pero el problema es que desgraciadamente no hay Dios, y no podemos engañarnos, porque el precio es seguir sujetos en los modos de ser de las cosas, unos modos de ser que tienen a los perros como perros y a nosotros casi como perros). No hay ninguna prueba de que haya Dios, en las cosas no se ve a ese Dios, Dios se ve sólo en las creencias de los que creen en eso (Dios está al revés de cómo debía estar, no está en la realidad, está sólo en la ignorancia, en un grado de ignorancia en donde puede caber algo así). Y si Dios es sólo ignorancia, entonces está de más decir que eso que llaman Dios ni siquiera es uno solo, porque hay (y ha habido) muchas creencias distintas de ese Dios, aunque cada quien diga que la suya es la verdadera.

        Dios es sólo una idea (…y si hubiera Dios, pero el problema es que a Dios no puede ponérsele ni siquiera como suposición, porque Dios –o una realidad parecida a Dios: caprichosa, mágica, milagrosa– no se ve, sólo se ve una realidad de regularidades –e indiferente–. Y así ha sido siempre, los supuestos hechos sobrenaturales –ya sean de tipo religioso o no– de la antigüedad son sólo cuentos, y actualmente aún sigue habiendo muchos cuentos, pero ninguna prueba, ni la más mínima), pero esta idea va a ser cada vez que haya humanos, y va a ser muy real mientras esos humanos no entiendan a las cosas. Dios es sólo el ejemplo más perfecto de los procesos en los que estamos sujetos (no somos libres, autónomos, somos unas cosas más), pues aún hoy (que ya estamos tan lejos de cuando Dios era inevitable, cuando no conocíamos nada o casi nada de las cosas) la mayoría de ustedes cree en Dios (o en cosas como ésa: cosas mágicas, cosas sobrenaturales, cosas misteriosas: fantasmas, platillos voladores, astrología, tarot, brujería), y los pocos de ustedes que no creen en Dios están igual que los que creen en Dios: como ciegos (y yo vine y vi, para mí fue natural). La capacidad de pensar (más que el perro) es lo que somos los humanos, pero esa capacidad en ustedes todos está como ciega, y hay formas de demostrar esa como ceguera, principalmente al poner las cosas (o realidad, o naturaleza, o mundo, o ser) en la disyuntiva de si son de Dios o si no son de algo como eso.

        Y no todos los seres humanos creen en Dios o en cosas como ésa (afortunadamente, porque entonces, o yo estaría loco, o yo tendría un trabajo peor que el que tengo: destrabar el pensamiento de ustedes). Pero los que no creen (o que dicen que no creen. Dios no es un asunto sencillo, el ateísmo es muy simplón, por eso los que se dicen ateos no han podido entender. No se trata sólo de no creer en Dios –o no se trata sólo de un entendimiento superficial que lleve a la negación de Dios–, se trata de entender a Dios, y a todo lo demás, pero ustedes no entienden mucho) en Dios no alcanzan a entender cómo son unas cosas que no son de ningún Dios, en qué nos ponen unas cosas que no son de ningún Dios.

        … Porque si las cosas no son de Dios, entonces nosotros somos sólo unas cosas más, todo lo nuestro es sólo una forma de ser de las cosas, una forma compleja (la más compleja, porque las demás cosas –como los perros, o como las estrellas– son más sencillas), que tiene algunas capacidades, pero esas capacidades tienen límites. Y si nosotros somos sólo cosas, entonces no tenemos méritos ni culpas (los perros y las estrellas simplemente son lo que son, y eso mismo aplica para nosotros), sino que somos dentro de procesos, y esos procesos nos tienen en la situación presente, en este enredo (en que están ustedes todos), que ya puedo manejar, desenredar. Y en las cosas hay muchísima terribilidad, y nosotros tenemos un pasado de terribilidad inevitable (desde que la evolución de la vida nos puso –hace como 6 millones de años– en esto que hoy somos, en esto que surge a partir de seres con niveles mentales como los de los perros), por ejemplo, durante mucho tiempo no supimos (los humanos tenemos la capacidad de conocer en su grado máximo –los perros no–, pero aun hoy la mayoría de ustedes no conoce mucho, y por tanto no piensa mucho, no entiende mucho) cosas que hoy sabemos, como lo de los antibióticos (que hubieran podido salvar cientos de millones de vidas, pero no tuvimos antibióticos sino hasta después de 1930. Nosotros no siempre hemos sido lo que somos hoy, nosotros no siempre hemos sabido lo que sabemos hoy, durante muchísimo tiempo no nos limpiamos el ano), durante muchísimo tiempo estuvimos peor que hoy, durante mucho tiempo hubo esclavitud, en donde unos humanos eran propiedad de otros humanos (y esa esclavitud extrema se da dentro de unas condiciones de esclavitud en las que estamos sujetos. Y los crímenes y las guerras y los gobiernos y las religiones y los vicios y las ignorancias y las injusticias y las desigualdades que hemos tenido –y que tenemos– son de esa esclavitud general).

        … Porque si las cosas no son de Dios, entonces los humanos (y los perros) somos sólo capacidad de pensamiento (y ahí es –el único lugar– donde es un mundo que es), pero ustedes no llegan por sí solos al máximo de esa capacidad (y lo digo por cómo están ustedes todos hoy: tan increíbles, tan ciegos, tan como sonámbulos, tan encerrados, están igual que los perros, aunque ustedes sepan algunas cosas más. Pero en el fondo nosotros los humanos somos unos perros más, porque en las cosas hay lo mismo para nosotros y para los perros: nada, pero ustedes y los perros están ajenos a eso, pero por los perros no se puede hacer nada, ellos no pueden entender el mundo, pero ustedes sí, ustedes sí pueden ser sacados del mundo que hoy viven, del mundo que hoy creen vivir, porque ustedes tienen sólo creencias de esta cosa en la que somos, ninguno de ustedes la sabe, pero hay de creencias a creencias, no es lo mismo creer el mundo desde Dios o desde tarot que creer el mundo desde conocimiento científico o desde conocimiento filosófico materialista): entender las cosas.

        … Porque si las cosas no son de Dios, entonces el mundo es sólo (a través de los sentidos, que dan a pensamiento –a entendimiento–, es decir, a mundo) en seres como nosotros y en seres como los perros. Y el mundo es uno, pero en nosotros (y en los perros) hay muchos mundos: el mundo que veíamos hace 4 millones de años (o hace 4 000 años) no es el mismo mundo que vemos hoy, ni el mundo que vemos hoy es el mismo en todos nosotros (ni el mundo que vemos de recién nacidos es el mismo mundo que vemos –pensamos, entendemos– cuando tenemos 4 ó 40 años de edad).

        … Porque si las cosas no son de Dios, entonces esto (la realidad, o naturaleza, o mundo, o ser) que hay hoy es parte de una eternidad (hoy es, y nadie lo creó, nadie lo echó a andar) en donde sólo puede haber cosas como piedras (es decir, cosas parecidas a como son las piedras, es decir, cosas que no sienten, cosas que no ven, cosas que no oyen, cosas que no piensan), cosas como perros (es decir, cosas parecidas a como son los perros, es decir, cosas que sienten, cosas que ven, cosas que oyen, cosas que piensan un poquito. Y una lombriz o un árbol se parecen más a las cosas que son como los perros que a las cosas que son como las piedras) y cosas como humanos (es decir, cosas parecidas a como somos nosotros, es decir, cosas que sienten, cosas que ven, cosas que oyen, cosas que piensan más que los perros).

        … Porque si las cosas no son de Dios, entonces ya ha habido otras humanidades (esta humanidad del planeta Tierra es sólo una más, esto de ser humanidad es un molde –un nicho, un lugar, un estado– que hay en las cosas. Pero las otras humanidades que actualmente pudieran haber por ahí –lejos de nosotros, en otros planetas de otras estrellas, actualmente hay como 1 000 000 000 000 000 000 000 de estrellas, y la estrella más cercana a nosotros, después de nuestra estrella Sol, está a más de 40 000 000 000 000 de kilómetros, y las estrellas más lejanas están como a 400 000 000 000 000 000 000 000 de kilómetros. Y nuestro Sol está como a 150 000 000 de kilómetros, y la Luna está a 384 400 kilómetros, en promedio, y el planeta Marte está a 55 758 000 kilómetros, cuando más cerca está de nosotros, pero en el Sistema Solar nosotros somos lo único que llegó hasta nivel humano, y puede ser que esta vida que hay en nuestro planeta sea la única vida que hay, actualmente, en el Sistema Solar– no son como las describen los crédulos o sinvergüenzas que ven ovnis –y la palabra ovni significa objeto volador no identificado, pero los que creen en los ovnis han ido más lejos, asocian esos objetos con naves espaciales tripuladas por seres parecidos a nosotros y que vienen de más allá de la Tierra, pero algunos de los que creen en los ovnis hablan hasta de ovnis que vienen de debajo de la tierra, porque según ellos bajo la tierra hay ciudades donde viven millones de humanoides. Las ignorancias y charlatanerías son demasiadas, los problemas humanos no sólo están sostenidos por Dios, sino también por los ovnis y por mil cuentos más, pero lo peor es que también están sostenidos por el pequeño conocimiento que hoy ustedes tienen, porque si ustedes tuvieran más conocimiento ya hubieran podido con Dios, con los ovnis y con todos los demás cuentos, y también ya hubieran podido con la pobreza, con la injusticia, con el egoísmo, con la irresponsabilidad, no tendrían los gobiernos que hoy tienen, no vivirían la vida como hoy la viven–, esas otras humanidades mientras no entienden a las cosas son como hasta hoy hemos sido nosotros –los viajes interestelares son dificilísimos, y para nosotros hoy son imposibles, y a nosotros ya nos alcanzó la explicación de las cosas. Y un viaje al planeta Marte hoy podríamos hacerlo hasta en un mes, si nos lo propusiéramos, pero un viaje a algún planeta imaginario de Próxima Centauri, la estrella más cercana a nosotros, hoy nos llevaría no menos de 20 000 años, si nos propusiéramos hacerlo, si no fuera una locura. Para que las humanidades puedan viajar por el espacio interestelar se requiere muchísima más tecnología que para realizar viajes interplanetarios, y eso significa muchos años más de desarrollo tecnológico, es muchísimo más fácil que alguno de los de cada respectiva humanidad llegue al entendimiento de las cosas, a que las humanidades sigan en la ceguera y lleven esas cegueras hasta el extremo de invertir recursos para realizar los muy complicados viajes interestelares, viajes interestelares turísticos, o de conquista, o de comercio, o de evangelización… o sólo para ir a hacer figuras en campos de trigo, o para contactar a algunos lunáticos, o cínicos–, y después, cuando entienden, o son en un bien máximo posible, o se van, porque aquí no se puede ser ni siquiera en el bien máximo posible, aquí se puede ser sólo en la inconsciencia, como la de los perros, o como la de ustedes hasta hoy), muchísimo más que millones de millones de veces (la eternidad no tienen fin, ni principio), humanidades que tuvieron que haber entendido, y que tuvieron que irse, porque no se puede sostener un ser aquí, porque la terribilidad que hay (no sólo para nosotros, sino para todo lo que tenga la capacidad de sentir, como las vacas que matamos para comer, y no es que no tengamos que comer vacas, las vacas son sólo un ejemplo de la selva en que estamos, en donde hay tanto daño, y en donde los palos dados ya nadie los puede quitar, y en donde siempre va a haber palos, entre nosotros –o contra nosotros: desastres naturales, gérmenes patógenos–, o entre los perros –o contra los perros, como el meteorito que extinguió a los dinosaurios–, y tal vez algún día nosotros ya no nos dañáramos ni dañáramos –ni estuviéramos tan expuestos al daño–, pero siempre habrá selva) llega hasta la falta de sentido de todo (y nosotros podríamos vivir en la felicidad máxima posible para todos, pero si ya sabemos que esto no va a ninguna parte, que somos sólo unas cosas, como lo son los perros, como lo son las piedras. Y lo más seguro es que las humanidades no pueden seguir siendo una vez que entienden, pero lo menos que se tiene que hacer es dejar de ser en la ignorancia –en la tontería, en la inconsciencia– en que hasta ahí se ha sido).

        … Porque si las cosas no son de Dios (o de cosas como ésa, dioses, diablos, espíritus, astrología), entonces, las cosas no fueron hechas (las cosas siempre han sido, siempre serán, aunque no siempre sean como son hoy. Las cosas son de procesos, en procesos, en procesos “naturales”, una “naturaleza” –una realidad, un mundo, un ser, un todo– que no fue creada por Dios –ni por nada parecido a eso–, porque Dios es creación del pensamiento humano, un pensamiento humano que es sólo pensamiento “animal” llevado un poco más allá –y ese proceso empieza en un cuerpo de tipo primate de tipo homínido, parecido al del chimpancé actual, y termina con un cuerpo casi como el nuestro–, y lo animal es sólo una de las formas de la vida –la que tiene más posibilidades, más vida, las otras formas de vida se parecen más a la vida vegetal–, y el fenómeno de la vida es sólo una de las combinaciones de la materia, y la materia pertenece a una naturaleza que no fue creada por ningún Dios), y al no haber sido hechas, las cosas no tienen fines, objetivos, propósitos (sólo algo como Dios daría sentido a las cosas, les daría Idea, Voluntad, Inteligencia). Y eso nos deja a los seres humanos sin nada, no sólo tenemos un pasado terrible (y un presente como el de hoy en que tenemos una sociedad humana como de tontos, o como de locos), sino que no tenemos futuro, por muy justos que fuéramos.

        … Porque si las cosas no son de Dios, entonces las cosas no tienen sentido, porque no fueron hechas por alguien, por algo, para algo. Y si las cosas no tienen sentido, entonces a los humanos no nos queda nada (porque para qué viviríamos, por qué viviríamos, cuando ya sabemos que la vida es sólo un fenómeno físico, cuando ya sabemos que la vida son sólo afanes innecesarios –porque son inútiles, porque no son para algo–, cuando ya sabemos que la vida es eso que son los perros, eso que son las moscas, eso que es tan fácil ser, eso que es sólo dejarse llevar, eso que es sólo un ímpetu hacia adelante, como sea, sin importar nada, sin importar ni siquiera los muertos, mucho menos los sufrimientos. ¿Y qué han hecho las otras humanidades en este punto? Porque no se puede seguir siendo como hasta aquí, se tiene que planificar todo, para poder contra todo el daño evitable –y hoy la vida es bella, pero no para todos; la vida tiene sus encantos, pero hoy miles de millones sufren pobreza, hambre, fealdad, discapacidad, enfermedad, vicio, perfidia, asesinato, suicidio–, y si empezamos a meternos con las causas del mal evitable ya no paramos sino hasta la clonación. Pero qué necesidad hay de complicar aún más las cosas, qué necesidad hay de crear ser, de inventar ser –de planificar ser, para que sea un ser mejor que el de nosotros los de hoy, para que todos ellos tengan una mejor vida que la de todos nosotros hasta hoy–, un ser que hoy no sabe de eso, de ser, un ser que hoy no sabe nada, un ser que hoy no es, no existe –es como si nos esforzáramos en crear unos perros mejores, pero sólo para que vengan a ladrar, y a comer, y a defecar, y a oler, y a copular, y a amar, y a dormitar, y a morir. Sólo originaríamos necesidades, necesidades que van a tener que ser saciadas, sólo originaríamos cosas innecesarias, a lo tonto, porque no son para nada, porque son sólo para mantener la vida, para sostener la vida, para continuar la vida, ser vida, ser lo que es la vida, ser como es la vida, la vida, la vida de las moscas, la vida de los perros, la vida de los humanos, y por lo menos las moscas y los perros y los humanos vivimos al aire libre, porque hay bacterias que “viven” en lodos ardientes. Y ya no podríamos jugar a la familia, ni a muchas otras cosas, como la infancia, porque ese mundo que vivimos cuando somos niños es un mundo ficticio, mucho más ficticio que el mundo adulto que ustedes todos viven hoy, porque el mundo adulto que los humanos vivían hace millones de años estaba más cerca del de los perros, pero hoy nosotros ya podemos ver a las cosas cara a cara, nosotros podemos ver ya a la vida, una vida que no sabe de entendimiento, una vida que no sabe de nada, y nuestra vida es sólo una de las formas de la vida, y nosotros tenemos entendimiento, pero el de ustedes está en su peor forma, torcidísimo, el entendimiento de los perros no es igual al de nosotros, el entendimiento de nosotros puede entenderlo todo, pero hoy el entendimiento de ustedes todos no entiende casi nada, y está peor que el de los perros, porque el entendimiento de ustedes está alterando las cosas, está enredando las cosas, los tiene a todos ustedes viviendo en un mundo peor que el de los perros, ficticio, y malo, como de locos, como de tontos, pero eso sí, todos ustedes en sus presunciones, cada quien en las suyas, como los perros, como las hormigas, pero eso de ustedes y de los perros y de las hormigas sólo son mundos, cantidades de mundo, ciertas cantidades del mundo real, que hay en las cabezas, y esos mundos de ustedes y de los perros y de las hormigas no son de voluntad, el mejor ejemplo está en ustedes, en las limitaciones en que hoy están ustedes todos, no sólo los peores de ustedes, no sólo los más ignorantes de ustedes, no sólo los más malos de ustedes, creyendo cosas, teniendo pensamientos, ideas, valores, opiniones, “sabiduría”, pero son pensamientos, ideas, valores, opiniones y sabidurías de ciegos–, los que hoy ya somos no nos queda de otra más que ser lo mejor que hoy podamos ser, tratando de ser lo mejor que podamos ser dadas las circunstancias en que hoy estamos, las circunstancias –los problemas– que nos heredó la naturaleza ciega), ni siquiera el bien: hacer el bien, buscar el bien, pero el bien máximo posible, el bien para todos los humanos, el bien igual en todos los humanos, el bien para todos los momentos de nuestra existencia, porque los humanos somos seres con necesidades, y porque vemos tanto mal (daño) inevitable (tanta injusticia ciega, tanta desigualdad ciega) que hay en las cosas, y porque vemos que el bien que hay en las cosas es tan pequeño, tan ciego. Pero todo lo que hay en las cosas (tanto bueno como malo) es ciego, desigual, injusto.




CONCLUSIÓN

        Nosotros los humanos somos cosas (sólo unas cosas más, un tipo de cosas, unas cosas que tienen un entendimiento superior al entendimiento que tienen las cosas de tipo perro –pero esa pequeña diferencia nos mete a nosotros en problemas peores que los de los perros. Pero ante las cosas, nuestras cosas humanas son sólo unos ladridos más, por mucho que nos creamos, por muchas cosas de pensamiento complejo que sean posibles de ser en la capacidad de pensamiento de tipo humano–), cosas sin culpas ni méritos, cosas sin libertad (los perros no tienen libertad, las piedras no tienen libertad, nosotros tampoco, nosotros no somos creación especial, sólo somos derivación de las otras cosas. Y si los perros tienen libertad –libertad para ser perro–, entonces ustedes también tienen libertad, la han tenido, por eso hoy son lo que son, por eso han sido lo que han sido, pero eso no es libertad, eso es sólo modos de la naturaleza, de una naturaleza –y la “naturaleza”, o “las cosas”, o la “realidad”, o el “mundo”, o el “ser”, es sólo el nombre para esta cosa “natural”, esta cosa en la que somos, esta cosa de la que somos, esta cosa de la que somos parte, pero nosotros somos entendimiento, mucho entendimiento, pero ella no es de entendimiento, de ninguna cantidad de entendimiento, y en ella hay entendimiento, como el de nosotros, como el de los perros, pero el entendimiento de ustedes todos no ha entendido a la naturaleza, ahí está el problema, en una cantidad de entendimiento que puede entender a la naturaleza, pero que por causas de la naturaleza no ha podido entender a la naturaleza, ustedes no han podido entender a la naturaleza, los perros no han podido entender a la naturaleza, pero el entendimiento de nivel humano sí puede entender a la naturaleza, el entendimiento de nivel perro no puede entender a la naturaleza, porque para que el entendimiento pueda llegar a una cantidad de entendimiento que sí puede entender a la naturaleza tiene que llegar a un entendimiento de nivel humano, pero el entendimiento de nivel humano se atora en un entendimiento como en el que están ustedes, ustedes todos. Ahí está el drama, para nosotros, y para los perros, pero ustedes todavía no saben de las cosas y de sus escalones, como en el que hasta hoy han estado ustedes, igualito que los perros, siendo lo que las cosas les dan para ser, siendo todo ese ser de bueno y malo, de justicia e injusticia, de conocimiento e ignorancia– en donde hay bueno y malo, dentro de un contexto en el que no hay sentido, objetivos, propósitos, un para qué trascendente), cosas sujetas a procesos, cosas que tienen modos de ser (cosas que tienen capacidades, pero que también tienen limitaciones, como las de ustedes todos, que teniendo un entendimiento capaz de poder entender a las cosas, no han podido entender a las cosas. Ustedes todos tienen un entendimiento muy raro, capaz, pero incapaz. Y el entendimiento que tienen los perros –las cosas de tipo perro– no es capaz de poder entender las cosas, pero hoy ustedes y los perros están igual: inconscientes de todo lo que es, sólo alcanzando a darse cuenta de algo de lo que es), y ésa es la razón por la que ustedes no han podido entender a las cosas (y a mí me ha llevado muchos años poder precisar todo lo que empecé a vislumbrar desde que tenía 16 años de edad. Y afortunadamente ya puedo callar todo lo de todos ustedes, porque ya puedo con las cosas: mostrarlas, demostrarlas. Afortunadamente ya puedo callar todo lo de ustedes, para poder liberarnos de una situación como la de los perros: vivir, sin entender las cosas. Pero hasta hoy no podíamos hacer nada, porque nosotros somos cosas, no somos libres, aquí no existe eso, aquí hay naturaleza, y sus procesos), ésa es la razón de las cegueras increíbles de ustedes todos, ésa es la razón de las creencias tan infantiles de la mayor parte de ustedes, ésa es la razón de la terrible maldad que hay en muchos de ustedes (una maldad en la que no hay culpa –porque nosotros somos cosas–, pero una maldad que no está bien, una maldad que no debe ser, una maldad que es sólo una increíble incapacidad de entendimiento, como todo lo demás de ustedes). Y las cosas tenían que ser entendidas (y las cosas tienen explicaciones –tienen que tenerlas–, pero casi todas las explicaciones están de más, las explicaciones más fundamentales son: que las cosas no son creación de ningún Dios –porque no existe tal cosa, Dios es sólo ignorancia, Dios es sólo creencia, sin ningún fundamento, ni el más mínimo, pero sobrevive debido a que los menos ciegos de ustedes también tienen mucha ceguera, mucha increíble incapacidad para entender las cosas. Y también por eso sobrevive la injusticia y todos nuestros demás problemas ahora ya evitables–, que las cosas no tienen sentido –porque sentido sólo lo hay en donde hay inteligencia, en donde hay voluntad, en donde hay idea, y eso sólo lo hay en seres que son como nosotros o en seres que son como los perros–, que en ustedes todos las cosas están distorsionadas: en ignorancias profundas y en conocimientos incoherentes, es decir, conocimientos muy ciegos ante los asuntos más primarios –más inmediatos, más determinantes– de las cosas: la estupidez humana y la terribilidad de la naturaleza), ubicadas, ordenadas: para empezar no son obra de nadie, de nada (no son obra de ningún Dios, porque Dios es una cosa que los humanos han inventado. Pero esa invención siempre va a ser, cuando haya humanos, cuando las cosas lleguen hasta humano, y también va a ser todo lo demás que tienen ustedes hoy, aunque sean tonterías o conocimientos como de ciegos, o aunque sean las peores bestialidades o una buena voluntad como de ciegos), simplemente son (hay ser), naturales, es decir solas, es decir sin causas (la realidad no tiene causas, la realidad es, siempre hay realidad), sin propósitos (porque no las creó nadie, nada, no fueron creadas con idea, por algo que tenga idea, ideas. Y eso nos deja a nosotros sin nada, sin futuro. Pero por lo pronto hoy hay una tarea: empezar a arreglar el mundo de los humanos, quitarle las mentiras, las irresponsabilidades, las injusticias, y empezar a quitarle las desigualdades). Y todos los que tienen ojos pueden ver a las cosas, pero los perros no ven mucho, y hoy ustedes tampoco ven mucho (la mayoría de ustedes hoy ve Dios –o cosas como ésa: ovnis, astrología, brujerías, fantasmas–, y el resto de ustedes hoy ve desde filosofía o desde ciencia).

        Nosotros los humanos surgimos de la evolución de la vida (y no sólo descendemos de los “monos” –nosotros los humanos somos monos, es decir, primates, un orden de la clase de los mamíferos que empezó a ser hace como 65 millones de años, una vez que, como consecuencia de la caída de un meteorito, se extinguieron los dinosaurios y los mamíferos pudieron empezar a diversificarse, y actualmente hay 449 especies de primates, entre ellas 99 especies de lémures, 5 especies de babuinos, 2 especies de gorilas, 2 especies de chimpancés, y la especie, en realidad subespecie, Homo sapiens sapiens, o sea nosotros, los humanos, los humanos del planeta Tierra, esa especie animal que tuvo las condiciones para llegar hasta humano, hasta entendimiento de tipo humano, un tipo de entendimiento que va más allá del entendimiento de tipo perro. Los humanos descendemos de una de las líneas evolutivas de los primates y nuestros parientes vivos más cercanos son los chimpancés, pero los chimpancés y nosotros somos los productos últimos de 2 sublíneas diferentes, de 2 géneros diferentes. Los chimpancés y los bonobos son lo único que sobrevivió del género Pan, y nosotros somos lo único que sobrevivió del género Homo–, sino también de los reptiles –de una línea de ellos que a través de reptiles sinápsidos terápsidos cinodontos, y mucho ramaje evolutivo más, dieron origen a los mamíferos hace como 225 millones de años. Y los reptiles saurópsidos dieron origen a las otras derivaciones de los reptiles, o sea a los reptiles actuales, y a los cocodrilos, y a las tortugas, y a los dinosaurios, y a las aves. Y mamíferos son los ornitorrincos, y las vacas, y las ballenas, y los ratones, y mamíferos somos nosotros, y los demás “monos”. Y a ver si poniéndolo de este modo los que se creen descendientes de Adán y Eva pueden empezar a ver más claras las cosas: Nuestros primos en primer grado son todos los demás primates, no sólo los chimpancés o los gorilas o los orangutanes. Nuestros primos en segundo grado son todos los demás mamíferos, exceptuando a los mamíferos primates. Nuestros primos en tercer grado son todos los demás reptiles, exceptuando a los reptiles mamíferos. Nuestros primos en cuarto grado son todos los demás tetrápodos, exceptuando a los tetrápodos reptiles, y tetrápodos no reptiles son los anfibios, como las ranas. Nuestros primos en quinto grado son todos los demás peces, exceptuando a los peces tetrápodos, es decir a los peces que cambiaron sus aletas por 4 apéndices: 2 patas y 2 brazos en nuestro caso, o 2 patas y 2 alas en el caso de las aves, o 4 patas, en el caso de casi todos los demás “cuadrúpedos”. Nuestros primos en sexto grado vendrían siendo los 34 demás filos de animales, exceptuando al nuestro, al filo de los cordados. Nuestros primos en séptimo grado son las plantas y los hongos y los protistas, y hongos son los de comer y los del pie de atleta, y protistas son las algas y los protozoarios, y protozoarios son las amibas. Nuestros primos en octavo grado son las bacterias y las arqueas. Nuestros primos en noveno grado son todos lo demás seres vivos, o semivivos, como los virus. Y nuestros primos en décimo grado son todas las demás cosas que no tienen vida, es decir toda la demás materia que no es como esa cosa a la que llamamos vida–, y de los peces –de una línea de ellos que hace como 385 millones de años empezó el proceso que la llevó a colonizar la tierra seca y dio origen a sapos y a culebras y a dinosaurios y a pollos y a mamíferos. Una tierra seca que ya había sido colonizada, por las plantas, y por los arácnidos, y por los insectos. La vida empezó en el mar. Y arácnidos actuales son los escorpiones y las garrapatas, e insectos actuales son las moscas y las hormigas. Y los arácnidos y los insectos son artrópodos, del filo de los artrópodos, y los camarones también son artrópodos, y los peces son del filo de los cordados. Nosotros, y los chimpancés, somos homínidos, y primates, y mamíferos, y cordados, y animales, y estamos formados por células eucariotas, como las plantas, y los hongos, y los protistas. Y las bacterias están formadas por células procariotas, y los virus ni a célula llegan–, y de las bacterias y de las arqueas –de algunas de ellas, que se fusionaron y dieron origen a las células eucariotas. Y hubo un tiempo en que existió un antepasado común de toda -o de la mayor parte de toda- la vida terrícola actual–, y de las estrellas –porque los elementos químicos necesarios para que se pueda dar eso que llamamos vida se producen en la evolución de las estrellas, y de restos de estrellas anteriores se formaron el Sol y su familia: planetas, satélites de planetas, y millones de asteroides, y billones de cometas. Y en la Tierra han caído asteroides y cometas, uno de ellos fue el que aniquiló a los dinosaurios, pero actualmente ya no caen tantos, porque los escombros de “allá arriba” ya se han estabilizado, un poco, y en caso de que alguno de ellos de gran tamaño se dirigiera hacia nosotros, ya podríamos hacer algo para defendernos, los gringos ya podrían hacer algo, pero hasta hace 40 años aun no podíamos defendernos, estábamos tan indefensos como los dinosaurios. Y por suerte cerca de nosotros no ha explotado, ni va a explotar, en el corto plazo, alguna supernova o alguna hipernova, porque contra la radiación gamma de ellas no tenemos defensa, el único peligro conocido hasta ahora es Eta Carina y no sabemos qué tanto podrá afectarnos cuando explote -y en caso de que afecte un poco, el Hemisferio Sur del planeta sería el más afectado-, o cuando su radiación nos llegue, en caso de que ya haya explotado, está como a 7 500 años luz de nosotros -es decir, la Eta Carina que hoy estamos viendo es la Eta Carina que era hace como 7 500 años-, o sea como a 70 000 000 000 000 000 de kilómetros -la luz viaja a casi 300 000 kilómetros por segundo, y los rayos gamma viajan también a esa velocidad-. Las supernovas son estrellas que tienen más de 9 veces la cantidad de materia que tiene el Sol, y las hipernovas son estrellas que tienen más de 100 veces esa cantidad, y el Sol tiene más de 332 000 veces la cantidad de materia que tiene nuestro planeta. Y el Sol nunca va a explotar, el Sol terminará su ciclo -sus procesos, su “vida”- como enana negra, pero antes de eso será una gigante roja y puede ser que se trague a la Tierra, pero aunque no se la trague la volverá inhabitable, la calentará a tal extremo que el agua se evaporará, el agua de los mares, el agua de los ríos, el agua almacenada, el agua de nuestros cuerpos…–), una vida que sólo puede llegar a cosas que son como los perros (y aquí están incluidos los chimpancés, y los insectos, y las plantas, y las bacterias, y los virus) y a cosas que son como los humanos (y no siempre llega hasta humanos, pero puede llegar, aquí estamos nosotros como muestra). Y la vida pertenece a unas cosas que no tienen inteligencia más que en algunos de los seres que tienen vida. Y no siempre hay humanos, y no siempre hay vida, pero siempre hay cosas (y la principal relación que se hace en las cosas es cuando en las cosas hay cosas como los humanos, esos humanos son los que les dan a las cosas Dios, y filosofía, y ciencia, y política).

        No hay cosas como los espíritus, no hay cosas como eso que casi todos los humanos conocemos como Dios (creamos o no creamos en ello), cosas con nuestras características (de pensamiento, de entendimiento, de voluntad, de inteligencia), pero sin nuestro límite corporal. Y ojalá hubiera Dios, pero el problema es que Dios no es, y luego, el problema es que por los procesos de las cosas la mayoría de ustedes crea en algo que no es, y luego, el problema es que los procesos de las cosas hagan que los pocos de ustedes que no creen en Dios no logren ubicar a las cosas y que por eso ustedes todos estén atrapados en las cosas, incoherentes, con una capacidad de pensamiento mayor que la del perro, pero ajenos a las cosas, igual que los perros (aunque ustedes sepan algunas cosas, pero también los perros saben algunas cosas). El problema de Dios es que es como del mundo al revés, porque va en contra del conocimiento, porque va en contra del sentido común, porque va en contra de la cordura, pero el problema es que en todos ustedes (no sólo en los que creen en cosas como Dios) eso del conocimiento y del sentido común y de la cordura está increíble, como sonámbulo, torcido. Y yo también creía en Dios, y hubo un tiempo en que toda la humanidad creía en Dios, o en dioses, pero eso se da en la infancia, en la infancia individual y colectiva.

        Sólo hay 3 tipos diferentes de cosas: cosas como las piedras, cosas como los perros y cosas como nosotros. Pero en nosotros (en el entendimiento que hay en nuestros cerebros) hay diferencias (por ahí dicen que cada cabeza es un mundo), pero ninguno de ustedes ha podido saber las cosas. Y si yo sé todo esto que estoy diciendo (y ya puedo probar todo lo que estoy diciendo, porque ya pude meter a todas las cosas en la disyuntiva de si hay Dios o si no lo hay, ya pude meter todas las cosas en un Dios que es sólo ignorancia, y en unas cosas que al no tener Dios –un Creador– no tienen ningún sentido –porque no fueron creadas por alguien o por algo, porque sólo hay inteligencia o voluntad o idea o propósitos en seres como nosotros o en seres como los perros, y ni seres como nosotros o seres como los perros crearon todo lo que hay–. Lo único que podría tirar a esta disyuntiva sería que Dios fuera, pero ¿cuál Dios?, ¿cuál de todos?, ¿el católico?, ¿el protestante?, ¿el de los de La Luz del Mundo?, ¿el de los Testigos de Jehová?, ¿el de los mormones?, ¿el de los judíos?, ¿el de los musulmanes?, ¿el de los bahais?, ¿el de los sijs? –y el de los hinduistas y el de los jainistas se parecen un poco a éste–, ¿el de los parsis?, ¿o cualquier otro de los que actualmente son?, ¿o alguno de los que han sido, pero que hoy ya no son?, y la mayor parte de los budistas no cree en alguna especie de Dios –pero algunos budistas sí creen en una especie de Dios, porque hay escritos del budismo en donde se dice que ha habido tantos budas como las arenas del río Ganges y que cada uno de esos budas ha presidido casi incontables millones de años sobre su propio mundo búdico–, pero cree en un mundo sobrenatural –y los deístas creían en una especie de sobrenaturalidad, y los panteístas también, y la mayor parte de los masones también, y todavía creen, porque todavía hay masones, por muy a payasada que hoy en día eso pueda sonar, porque se supone que los fundamentos de las creencias de los masones son más intelectuales, pero no, las raíces de los masones de hoy en día son las mismas que las de cualquier religión de hoy en día: una increíble ignorancia, porque hubo un tiempo en que la masonería no era una increíble ignorancia, era ignorancia, pero no increíble, y hubo un tiempo en que para la religión aplicaba eso también, y hubo otro tiempo en que la religión era lo que es: ignorancia, pero nadie lo sabía, era como el mundo en el que viven los niños, aún hoy, cuando somos niños vivimos en un mundo propio, hecho de ignorancias y conocimientos, pero todavía no distinguimos dónde terminan unos y dónde empiezan las otras, sólo con más años, con más experiencia, con más conocimiento, somos sacados de eso, pero ninguno de ustedes se ha salido completamente de eso, y la mayoría de ustedes nunca se sale ni siquiera de lo más burdo de eso–. Y muchos de los cristianos –los protestantes, los Testigos de Jehová– creen a ciegas en la Biblia, porque la creen palabra de –su– Dios, pero la Biblia es una colección de infantilismos –pero infantilismos peores que el de Adán y Eva, infantilismos como ése de que hubo una vez que el Sol se detuvo, o como ése otro de que hubo una vez que el Sol retrocedió–, anacronismos –no había caldeos en los tiempos en que supuestamente Abraham vivió en Ur de los caldeos, no había filisteos en los tiempos en que supuestamente Abraham vivió en Canaán…– y contradicciones, la Biblia es sólo entendimiento humano, el entendimiento que algunos humanos tenían hace algunos miles de años, la Biblia empezó a ser escrita hace como 3 000 años y fue concluida hace como 1 800 años –pero todavía hace como 1 800 años, Orígenes, uno de los “Padres de la Iglesia”, decía que conocía más de 20 versiones de los evangelios–, pero no todas las biblias son iguales, la Biblia de los protestantes y la Biblia de los Testigos de Jehová está compuesta de 66 “libros”, pero la Biblia de los católicos tiene más libros, y la Biblia de los ortodoxos tiene más, y la Biblia de los coptos etíopes tiene aún más –pero la Biblia de los protestantes y la Biblia de los Testigos de Jehová no es la misma, no dicen lo mismo, porque la Biblia que utilizan los Testigos de Jehová es una versión de ellos y está muy adulterada, como por ejemplo cuando dicen que Jesús no fue crucificado en una cruz, sino en un poste, y la Biblia que más utilizan los protestantes que hablan español es la versión Reina-Valera, y también los mormones que hablan español utilizan la Reina-Valera, y la Reina-Valera tiene perlas como ésa de poner acepción en donde debe decir excepción, pero los creyentes en Dios sólo están semialfabetizados, por eso es que pueden creer en todas las cosas en las que creen, aunque sean cuentos tan tontos, como ese cuento de los mormones de que los indios del continente americano son judíos y que si hoy tienen esas caras y esos cuerpos es porque Dios maldijo a la mitad de esos judíos, para que fueran repugnantes a la otra mitad que siguió siendo blanca y “sumamente bella”, pero que con el tiempo los de la piel oscura exterminaron a los blancos y sumamente bellos y que por eso cuando los europeos “descubrieron” América ya sólo encontraron indios–, y muchos libros de la Biblia –como los de Esdras y Nehemías, o como algunas de las cartas atribuidas a Pablo– son la combinación de varios escritos y tienen frases intercaladas –y sin contar los errores que se producían al copiar los textos a mano, antes de que tuviéramos imprenta–, el mejor ejemplo de eso es el libro de Isaías, formado por escritos de muchos autores, que escribieron hasta con más de 200 años de diferencia, pero los fundamentalistas cristianos –los protestantes, los Testigos de Jehová– no ven eso, y mucho menos ven que su Biblia es sólo la ampliación de la “Biblia” judía –la Tanaj, o sea, lo que los cristianos llaman Viejo Testamento, pero la mayoría de los viejos testamentos de las biblias cristianas tiene más libros que la Tanaj, pero la Tanaj también tiene su historia, la Tanaj es sólo el canon bíblico de un tipo de judaísmo, dentro del judaísmo también hay, y ha habido, muchos cuentos diferentes–, de unos judíos que no reconocen todos esos cuentos –el Nuevo Testamento de los cristianos– basados en el supuesto Mesías –es decir, Cristo– Jesús de Nazareth) se lo atribuyo a la inteligencia con la que nací (yo siempre fui el número 1 en mis escuelas –nunca el número 2, los números 1 de otras escuelas conmigo siempre tuvieron que resignarse–, desde que tenía 5 años de edad, cuando no sabía qué había eso –no encuentro otra forma de explicar la inteligencia, no encuentro otra forma de explicar lo que en mí hizo la diferencia, no encuentro otra forma de explicar por qué yo sí pude entender las cosas, sin proponérmelo, sino que me fue inevitable caer en algo en lo que ninguno de ustedes cayó, la inteligencia no es un asunto de “aplicación”, no es un asunto de esfuerzo personal, ser siempre el número 1 no es por ser muy aplicado, tener la boleta casi llena de dieces no es por ser muy aplicado, hay una cosa llamada mucha inteligencia, que entre otras cosas incluye mucha memoria, pero mucha memoria no siempre significa mucha inteligencia, ahí están muchos autistas como ejemplo, asombrosos para los cálculos matemáticos, pero casi tarados para muchas otras cosas–, pero luego ustedes crecen –y ya no se acuerdan de cuando comparados conmigo todos eran más burritos. Y no es que yo sea la octava maravilla, también se me van muchas, pero lo que tengo fue suficiente para poder salir de las ataduras en las que están ustedes todos, y eso revalida la diferencia que hubo siempre entre yo y mis casi iguales, porque por saber más fui adelantado un año, pero ni siquiera niños mayores que yo pudieron conmigo–, y todos se creen muy sabios, y para todo tienen opiniones, pero afortunadamente ya puedo callar todas sus opiniones, sus opiniones en medio de tanta ignorancia, sus opiniones en medio de tanta maldad, sus opiniones en medio de las esclavitudes en las que estamos sujetos. Y yo sé que estoy enfrentándome a cosas naturales, y el entendimiento es una cosa muy diferente a todas las demás cosas –pero también el fenómeno de la vida es una cosa muy diferente a todas las demás cosas que no alcanzan esa categoría–, pero es una cosa natural, pero en ustedes todos está casi en su peor forma posible –porque los perros también tienen un entendimiento limitado, tonto, pero no llegan al grado de enredar las cosas, como sí lo hacen ustedes, como sí se hace en ustedes, acuérdense de que los perros y nosotros sólo somos, y hemos sido, y vamos a ser, en los modos de ser que para nosotros hay en las cosas–: secuestrado, en confusión, creando y sosteniendo mal, modelando vidas, destinos, infelicidad. Y tengo que señalar todo lo que ustedes no pueden ver, como eso de la fealdad. Hace millones de años todos los humanos eran feos, pero en la evolución fueron embelleciéndose, fue un proceso de selección –como ahora–, la belleza atrae, pero la naturaleza no es perfecta, todavía hay muchos humanos feos. Pero que ahora los bonitos no entiendan las cosas, que no se pongan en los zapatos de los feos, que no entiendan cómo está eso de la belleza y de la fealdad y de los males que provoca la fealdad, que no entiendan que ya estuvo bien de tanto sufrimiento –ya se han pagado precios, todo lo que hoy es ya ha sido pagado, pero el problema es que la naturaleza no escatima el dolor, el daño, pero ella no es alguien, ella es sólo un conjunto de cosas, el conjunto de todas las cosas, unas cosas naturales, pero así es esto, nos guste o no, sea justo o no, y ha sobrevivido lo mejor, lo más fuerte, lo más bello, lo más apto, pero la naturaleza no es perfecta, sólo tiene tendencias, tendencias modificadas por los azares, es decir, las circunstancias, y por eso no todo lo que ha sobrevivido es fuerte, bello, apto– causado por una naturaleza ciega y por unos humanos hasta hoy ciegos. Cada humano –y también cada perro– es sólo el producto de la unión de un óvulo con un espermatozoide –unos óvulos y unos espermatozoides que en potencia tienen la posibilidad de hacer que se produzcan millones de seres diferentes, y no todos pueden ser, sólo uno, o algunos, que cuando sean van a ser su ser, como quiera que éste sea–, ahí se produce el ser, y el ser es, siente, ve, desea, pero la naturaleza no es pareja, los humanos tienen muchos problemas: de fuerza, de belleza, de salud, de identidad sexual… y ese ser tiene que soportar, como si el ser fuera voluntario, responsable, culpable, como si uno fuera culpable de ser débil, de ser feo, de haber nacido con síndrome de Down, de haber nacido con problemas de identidad sexual –y entre ustedes hay el asunto de que si los homosexuales nacen o se hacen, y la mayoría de ustedes dice que se hacen, pues no, todo lo nuestro no es nuestro, es naturaleza, de la naturaleza, aquí nada ni nadie puede hacer, producir, inventar, sólo somos lo que puede ser, la naturaleza no es perfecta, no hay una fábrica de seres humanos en donde todos salgan igualititos, y no me refiero a las caras, sino a los cuerpos: a las huellas dactilares, a las líneas de las manos, a la distribución de las venas que se nos pueden ver a través de la piel, a los iris de los ojos, a los genitales, a su tamaño, a su perfección, a su misma exactitud en todos, en todos los hombres, en todas las mujeres, si hay homosexualidad es por la naturaleza, y la homosexualidad latente es muchísimo mayor que la conocida, por los demás, o sólo por el portador, la homosexualidad latente llega hasta los límites de la ambigüedad sexual...–. Y además están los problemas añadidos por los humanos, como los problemas que causa el dinero, dinero que también puede comprar belleza, belleza que por dinero se prostituye: lo peor es ser feo y pobre) y al tiempo en que nací. Los humanos no tenemos ningún mérito ni ninguna culpa de haber nacido bellos o tontos, o de haber nacido hoy o hace 10 000 años, los humanos somos sólo posibilidades, circunstancias. Y de acuerdo a posibilidades y circunstancias se le hace un ser individual a cada ser humano, y también a cada perro. Pero lo que más determina a los humanos es su nivel de inteligencia (pero algo raro pasa con la inteligencia de ustedes, porque los niveles de entendimiento de ustedes están muy bajos, lo digo por lo muy ciega que está la mayoría de ustedes –y por eso viven un mundo en donde hay Dios y demás cosas raras, como los ovnis o como la astrología–, lo digo porque los que no están tan ciegos tampoco ven mucho. El problema está en ustedes todos, en las capacidades de ustedes todos, el problema es tan profundo que aun sus más altos niveles de inteligencia están como ciegos ante los asuntos que tienen frente a sí: el mundo, la vida, los problemas –y los que creen en Dios podrán ser muy buenos, pero no tienen mucho entendimiento, un entendimiento que depende mucho de la inteligencia–. Y afortunadamente ya puedo probar todo lo que digo, porque si no, yo tendría más problemas que los que tengo, al estar en contra de –todo lo de– ustedes todos, de todo lo que conocen ustedes todos, de todo lo que entienden ustedes todos, de todo lo que piensan ustedes todos, de todo lo que viven ustedes todos) y el conocimiento adquirido (y el conocimiento que hay hoy a la disposición de cualquiera de ustedes es muchísimo, aunque esté corto o desviado, pero lo que se ve en ustedes todos es que no pueden salirse de cauces, de los cauces en que están hoy encerrados, sean conocimientos –cortos o desviados– o tonterías. Y entonces, el factor principal es la inteligencia, la inteligencia es personal, el conocimiento no, el conocimiento está a la disposición de cualquiera, pero hacía falta una inteligencia suficiente que pudiera ir más allá de lo que hacen los mejores de ustedes: sólo repetir los conocimientos disponibles, para ustedes, para el mundo ustedes, conocimientos que no ponen en peligro al mundo ustedes, a la ceguera inimputable del mundo ustedes), ahí está la diferencia principal que hoy hay entre nosotros. Y todos nacemos sin saber nada, y al principio la humanidad terrícola no sabía casi nada. Dios y el no saber son de las infancias.

        Y el máximo conocimiento que ustedes tienen (la filosofía materialista y la ciencia) hoy (hoy que ya no estamos desnudos o con taparrabo) está muy raro (en su lado filosófico materialista no avanza mucho, y en su lado científico sí avanza mucho, muchísimo, pero el conocimiento científico es conocimiento desviado, el conocimiento científico es conocimiento, pero es conocimiento ciego, sólo sirve para conocer al universo, pero no entiende a la realidad, es decir, no entiende al sustrato donde el universo es –la respuesta de las cosas no está en el universo, el universo es sorprendente, pero es limitado, y sus límites están en que no es de inteligencia, de idea, de voluntad, que no fue creado por algo, para algo, que es sólo físico, de leyes físicas, la ciencia sólo estudia cosas físicas, no estudia cosas más complicadas, no se da cuenta de cosas más complicadas, no se da cuenta de que las cosas son más complicadas–, una realidad que tiene 2 componentes; la realidad misma, y el pensamiento, que es parte de la realidad, pero que altera a la realidad, como hoy en ustedes todos. Y poco a poco ustedes fueron metiéndose en esos mundos en que hoy ustedes todos están encerrados, y esos mundos en que hoy están ustedes son mundos que hay en las cosas, son parte del menú de las cosas, igual que los mundos de los perros. Los mundos que ustedes y los perros viven son de una naturaleza ciega, sorda, muda, inconsciente, una naturaleza inconsciente en la que puede surgir la conciencia, conciencia como la de ustedes, conciencia como la de los perros), es conocimiento (pero no les ha servido para conocer la realidad, porque está irreal, y se ha enquistado, está acomodado en inercias increíbles, por asuntos de origen, porque hace millones de años los humanos no sabíamos casi nada, y porque cuando nacemos no sabemos nada y el mundo nos es enseñado, y así las formas son reproducidas, perpetuadas. Y si alguien logra romper todo eso no va a ser por voluntad, sino por procesos, por procesos de acumulación de conocimientos –aunque sean conocimientos muy cortos o desviados, como los de ustedes–, y por procesos de inteligencia, pero para eso hace falta que alguno nazca con una inteligencia suficiente que –aprendiendo lo que en su día hay para aprender, o sea, un montón de creencias y de conocimientos muy cortos o desviados– pueda darse cuenta de que ustedes todos están ciegos, ignorantes, y de ahí ya sólo es cuestión de tiempo para que él desenrede las cosas), pero no conoce la realidad (o naturaleza, o mundo, o ser). Y la filosofía es conocimiento, y pensamiento especulativo (filosofía es el afán de saber, para entender, la realidad. Y ustedes llegaron a los 2 tipos de filosofía que puede haber: filosofía idealista –y aquí la palabra idealista viene de Idea, una especie de Espíritu, y también hay filosofía idealista dualista, en donde sí se reconoce a la materia, pero subordinada a la Idea– y filosofía materialista –basada en una realidad material, los espíritus no existen. Y la ciencia opera dentro de un universo material, pero la ciencia casi no entiende materialidad, y la filosofía materialista entiende un poco más, pero no mucho, el mejor ejemplo de eso es el marxismo–. La filosofía materialista no ve que los problemas humanos se deben a estupidez y a terribilidad, a estupidez –es decir, tontería, es decir, ignorancia, que llega hasta maldad– humana y a terribilidad de la naturaleza, a la que pertenece la estupidez humana, una estupidez que los humanos siempre va a tener, como hasta hoy nosotros, una estupidez inevitable. Y desde que yo tenía 16 años de edad me di cuenta de la estupidez y de la terribilidad, pero ustedes no las ven, y también me di cuenta –a los 17– de que ustedes no veían. Y lo que ahora estás leyendo es la explicación de una naturaleza que tiene mucha terribilidad –mucho daño–, terribilidad que llega hasta la falta de sentido de esa naturaleza, terribilidad a la que pertenecen la estupidez y las incapacidades de ustedes). Y la ciencia es conocimiento fundamentado (ciencia es el conocimiento basado en el método científico, es decir, en pruebas y más pruebas. Y todo lo que alcanzamos a mirar forma parte de un universo, y la ciencia ha podido darse cuenta de muchísimas cosas de ese universo –un universo que tiene miles de millones de galaxias, una de esas galaxias es la nuestra: la Vía Láctea, que tiene más de 100 000 millones de estrellas, una de esas estrellas es nuestro Sol, alrededor del cual gira nuestro planeta Tierra, y alrededor de la Tierra gira la Luna. Y la ciencia también ha podido darse cuenta de que la Luna y la Tierra y el Sol y la Vía Láctea y el universo actual no siempre han sido, y probablemente algún día no serán, pero de todas formas dentro de algunos cientos de millones de años el planeta Tierra ya no será habitable, porque el Sol seguirá su evolución estelar y la afectará, y el universo también es dentro de una evolución, el universo actual empezó a ser hace como 13 800 millones de años, y la galaxia Vía Láctea empezó a formarse hace como 13 400 millones de años, y el Sol empezó a ser hace como 4 600 millones de años, y el planeta Tierra empezó a formarse hace como 4 540 millones de años, y la Luna se formó hace como 4 500 millones de años, como consecuencia del choque de la Tierra con un protoplaneta del tamaño del planeta Marte, y la Luna mide 3 474 kilómetros de diámetro, y el planeta Marte mide 6 794 kilómetros de diámetro, y el planeta Tierra mide 12 756 kilómetros de diámetro, y el Sol mide 1 392 000 kilómetros de diámetro, y la Vía Láctea mide como 1 419 000 000 000 000 000 de kilómetros de diámetro, y el universo actual mide como 880 000 000 000 000 000 000 000 de kilómetros de diámetro. Y la Luna podría caber casi 50 veces dentro de la Tierra, y el planeta Marte podría caber más de 6 veces dentro de la Tierra, y la Tierra podría caber más de 1 300 000 veces dentro del Sol, dentro del Sol actual, porque en un tiempo futuro el Sol será más de 16 millones de veces más grande, pero algún día terminará como del tamaño de la Tierra, y el volumen del universo actual es más de 250 000 octillones de veces el volumen del Sol actual, y un octillón es un 1 seguido de 48 ceros–, pero la ciencia no se da cuenta de la estupidez, de las incapacidades y de la terribilidad que dominan sobre un universo, que definen al universo, que marcan al universo, que enmarcan –que limitan, que lo limitan, al dejarlo sin sorpresas, sin monstruos peores que nosotros y las ignorancias de ustedes todos– al universo, estupidez, o incapacidades, en que están ustedes todos y que por eso no han podido entender al universo, terribilidad del universo que llega hasta la falta de sentido del universo). Y la mayoría de ustedes no entiende ni filosofía materialista ni ciencia (y no se engañen, la mayoría de ustedes no tiene mucho conocimiento, y a lo más que llega esa mayoría de ustedes es a medio entender algo del conocimiento corto o desviado que hay disponible para los que están en la etapa en que están ustedes hoy, el problema del conocimiento de ustedes es que se les superespecializa en conocimiento científico, pero el problema de ustedes es más profundo, ustedes están viciados de origen, el problema está en las increíbles incapacidades –naturales, inimputables– de ustedes todos que no les permite ver al mundo, es decir, a lo que tienen enfrente, y hubo un tiempo en que nosotros estábamos casi como perros –igual de inconscientes, en la misma inconsciencia–, pero eso no es hoy, ni era hace 4 420 años –en tiempos de Urukagina–, o hace 2 550 años –en tiempos de Heráclito–, el problema es que en las cosas hay modos, moldes, caminos, y por eso los que de ustedes logran entender más del mundo sólo tienen al conocimiento científico –o a la especulación filosófica, una especulación filosófica que hoy en día es sólo cosa de ciegos, en el mejor de los casos, o cosa de payasos, en el peor de los casos, porque los caminos ya están muy trillados y ya sólo del lado de la ciencia es por donde ustedes podrían seguir acrecentando su conocimiento, y también seguirían acrecentando su tecnología, porque la tecnología viene aparejada con el conocimiento científico, pero en lo demás ustedes no se mueven, porque lo que es el mundo para ustedes todos es propio de seres muy atrapados en las cosas, igual que los perros, porque si ustedes conocieran en realidad, si ustedes entendieran, entonces desde hace cuánto que ustedes hubieran entendido más de lo que hasta hoy han entendido, y ustedes solos hubieran llegado a lo que está en esta hoja, pero así no funcionan las cosas–, a un conocimiento científico propio de ciegos. El humano surge, y empieza a conocer, a darse cuenta de las cosas, hasta que termina dándose cuenta de las cosas, pero en ustedes el conocimiento se tuerce –conocer es entender, conocer lleva a entender–, conocer va muchísimo más allá que el conocimiento que tienen los niños –cuando somos niños–, ese conocimiento de cosas reales muy básicas –cosas muy obvias, como conocer, reconocer, rostros, lugares, símbolos…– mezclado con muchas cosas irreales –Dios, amiguitos imaginarios, ángeles, el “coco”…–, conocer es darse cuenta del mundo, conocer es darse cuenta de cosas, como lo que en realidad es el Sol, pero no es tan fácil conocer lo que en realidad es el Sol –durante millones de años los humanos terrícolas no supimos lo que en realidad es el Sol, sólo hasta después de que pudimos tener telescopios, allá por 1609, pudimos empezar a saber la realidad del Sol–, pero antes que poder conocer lo que en realidad es el Sol estaba lo que tenemos más a la mano: la ignorancia, la injusticia, la desigualdad, la estafa, la farsa, la mentira… y luego lo que seguía era arreglar al humano, y arreglarlo en justicia, en igualdad, y darse cuenta de las dificultades de eso, de lo difícil que es eso, de lo imposible que es eso, pero ustedes jamás pudieron llegar a tanto, a darse cuenta de que el humano no tiene arreglo, pero aun y así había que hacer algo, porque no podía dejársele al humano seguir en ese mundo natural, inconsciente, como el de los perros: teniendo bien y mal, padeciendo bien y mal, teniendo ignorancia, padeciendo ignorancia, y lo grave es que ustedes no sabían que estaban en ignorancia, igual les pasa a los perros, o a las moscas, o a los árboles, o a las piedras). Pero no hay culpas, porque nosotros somos una cosa, y somos dentro de procesos (lo nuestro surge desde mundos como los que viven los perros, y avanza, pero se estanca en unos mundos como los que hoy viven ustedes todos, unos mundos ciegos, tontos, pero muy difíciles de desenraizar, de enderezar), y lo más lejos que ustedes llegan es por el lado de la filosofía materialista llevada hasta revolución (aun y con todas sus limitaciones revolucionarios como el Che Guevara entienden un poco más de las cosas que científicos como Einstein, o como Stephen Hawking, que actualmente es de los científicos metidos más a fondo con las leyes básicas que gobiernan al universo y que ha sido muy explícito al afirmar que no hay ningún Dios, pero hasta ahí llega la ciencia, no ve más –porque la ciencia investiga el universo, no lo que está más allá del universo, es decir, la realidad, es decir, los problemas humanos de todos los días: la injusticia, la desigualdad, la infelicidad, la mentira, la ignorancia, los gobiernos…–, no ve ni siquiera lo que veían los epicúreos –que ante un universo material lo único que quedaba era tratar de vivir la vida lo mejor posible, evitando el dolor–, mucho menos ve lo que ven los mejores revolucionarios materialistas: la obligación de construir una humanidad justa, igualitaria, libertaria) cuando intentan hacer sistemas sociales mejores (como los que intentaron los marxistas, o como los que intentaron los anarquistas. Y los marxistas se fueron hasta una filosofía materialista tan extraña, llena de determinismos –porque creyeron ver orden en las cosas–, y de dogmas –que dieron origen no sólo al “marxismo-leninismo”, sino al “marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo”–, que hasta se les convirtió casi en una religión más. Y los anarquistas a lo más que llegaron fue a “ni Dios, ni amo –es decir, patrón, rico–”), que terminan en fracaso, en tragedia, como la URSS, como Cuba (y tal vez hoy Cuba sea una farsa, o una tragicomedia, o una pesadilla, pero Cuba es en lo que se convierten los mejores sueños de –los mejores de– ustedes, porque tal vez la mayoría de ustedes pueda pensar que la vida que se vive en Estados Unidos –o en Suiza, o en Suecia, o en Dinamarca, o en Finlandia, o en Noruega– es lo mejor que han creado los humanos –pero más arriba ustedes no suben, porque más arriba ustedes se precipitarían hacia la realidad de las cosas, y eso hubiera sido más por los caminos de Cuba que por los de Estados Unidos, pero no la Cuba de hoy, sino la mejor Cuba, la que hubo en algún momento de la revolución cubana, o de la revolución rusa, o de la revolución nicaragüense, o de la guerra civil española, cuando algunos pobres locos soñaban con cambiar al mundo, con arreglar al mundo, un mundo que necesitaba, que necesita, ser arreglado, pero un mundo que sólo podía ser arreglado no perdiendo de vista su materialidad, pero los justicieros que ha entendido un poco jamás entendieron hasta dónde llega la materialidad: que esto, todo, es sólo cosas, cosas sin sentido, y que sólo había eso, pero que podíamos engañarnos con el bien, pero que el bien tenía que ser llevado hasta su extremo: hasta la igualdad total, es decir, hasta una clonación. Pero ustedes no podían darse cuenta de tanto, ni siquiera los de ustedes que han manejado justicia y materialidad, porque todo lo de ustedes es como de oídas, las cosas son más naturales: van a través de darse cuenta de los problemas humanos, es decir, van a través de darse cuenta de en dónde están las causas de los problemas humanos, es decir van a través de darse cuenta de que ustedes todos están como tontos, pero para darse cuenta de eso había que tener la capacidad de darse cuenta de eso, es decir, había que tener una inteligencia que pudiera darse cuenta de algo tan obvio, pero obvio para la inteligencia, pero ahí ya no han pasado ustedes, la inteligencia que ustedes tienen no ha sido suficiente para pasar, por eso no saben qué es esta torturante lucha personal de tener que entender todas las cosas para poder arreglar al mundo, para vencer al mal, a la ignorancia, a la mentira, a los gobiernos, a los dizque gobiernos, que dizque están gobernando, pero que sólo están siendo mal, o cómplices descarados del mal. No es posible seguir en lo que ustedes están, aun en sus más altos grados de conocimiento: la ciencia, aun en sus más altos grados de entendimiento: la revolución de más conciencia, para poder no sólo con los ricos, sino que los cambios llegaran hasta cambiar el corazón. Y no hablemos de la casi total falta de entendimiento en que está la mayoría de ustedes, y en el entendimiento está el hilito de las cosas, la clave de las cosas, la llave de las cosas, desde el entendimiento se llega hasta todo, y yo llegué hasta todo por el entendimiento tan tonto en que están ustedes todos. Y todo es naturaleza, pero el entendimiento es tan especial, pero no el de ustedes, hasta hoy, ni el de los perros–, pero hoy todo lo de ustedes es de un entendimiento que no entiende la realidad, ni siquiera un poquito, porque si ustedes entendieran –si los humanos no fuéramos unas cosas más, si no hubiera esos mundos en los que están ustedes, en los que ustedes todos están encerrados hoy: los mundos ustedes–, aunque fuera un poquito, ustedes ya se hubieran precipitado hacia la realidad, ya conocerían la realidad, y ya no serían nada de lo que son hoy, y yo no tendría que estar batallando con terminar de decir completamente las cosas, a ustedes, que parecen ciegos, o tontos, o locos, pero no, nosotros sólo somos lo que podemos ser, lo que la naturaleza nos marca para ser, igual que a los perros). Y la mayoría de ustedes no tiene mucha conciencia, de bien, de rectitud, de contención, de compromiso, de sacrificio, si aun entre los revolucionarios a veces no hay mucha conciencia.

        Lo más rescatable de ustedes es su lucha por el bien, pero sólo muy pocos de ustedes han logrado ubicar un poquito al bien, a la necesidad del bien, a la obligación del bien (y yo salí de lo de ustedes, pero en algún momento crucé un umbral que ninguno de ustedes ha podido cruzar, pero imagino que ya antes había cruzado otros umbrales, todavía accesibles para algunos de ustedes. Yo empecé como cualquiera de ustedes, pero poco a poco fui despegándome de todo lo de ustedes, a los 7 años de edad empecé a dudar de los Reyes Magos –pero no perdí la fe en ellos sino hasta que tenía como 10 años de edad, todavía les di la oportunidad unos cuantos años más, y no sólo los esperaba los días 6 de enero, los días 7 y 8 todavía yo revisaba muy bien–, y después empecé a dudar de Dios… y un día me di cuenta de que ustedes todos estaban como ciegos). Y Dios y bien no son sinónimos, porque hay muchos que creen en Dios que son malos, es decir, hacen mal, es decir, causan daño. Y aquí entramos a los asuntos de bien y mal, de bueno y malo, y en la naturaleza no hay bien ni mal, pero hay daño (y si algún día los humanos somos juzgados será en base al bien, en base al daño, que hayamos hecho, que hayamos permitido. No seremos juzgados en base al conocimiento, porque el asunto del conocimiento depende de la inteligencia con que hayamos nacido y depende de la época en que hayamos nacido. Y el bien y el mal no dependen tanto del conocimiento, aunque entre más conocimiento se tenga el bien será más real, más hacia la realidad del humano, de los problemas del humano). Y ha habido algunos humanos que no han creído en Dios, pero que se han preocupado por lo más importante: por los demás, principalmente por los que sufren.

        La capacidad de pensamiento llega hasta el entendimiento de las cosas, pero antes que eso tiene que entender al bien, pero increíblemente hoy ustedes están en la situación actual: muy mal, llenos de mal. Y en los humanos las cosas transcurren como están hoy en nosotros, con ustedes todos tan inconscientes de sus mundos, como los perros están tan inconscientes de los suyos (ustedes y los perros no ven las miserias, las cadenas, las condenas. Y no sé a cuántos de ustedes ni se les ocurre utilizar alguna especie de bidet, después de que se “limpian” con papel). Y entonces yo he tenido que aclararme todo (principalmente a las cosas del pensamiento, donde están perdidos ustedes todos, los humanos somos pensamiento, y desde ahí vemos, pensamos, entendemos, vivimos, somos. Y los perros también, pero en ellos todo esto es más pequeño).

        Y hoy hay una cosa a la que llamamos democracia (una democracia que intentó dar libertad. Y la idea de democracia pertenece a eso que ustedes llaman política, en el mejor sentido de esa palabra: organizarse para vivir en sociedad, en comunidad. Y esa política ustedes la fundamentan en sus ideas de mundo, o sea, en su Dios, en su filosofía, en su ciencia. Y ustedes tienen ideas políticas de izquierda e ideas políticas de derecha: algunos de ustedes piensan en la justicia, en la igualdad, pero para todos –y tratan de hacer una sociedad en donde eso pueda ser posible–, pero la mayoría de ustedes vive muy embrutecida, y no se preocupa lo suficiente por los demás, ahí está la diferencia principal entre izquierda y derecha, una izquierda y una derecha que, como todo lo de ustedes, están muy revueltas. Y los mejores de ustedes están a la izquierda –o hacia la izquierda–, y en la derecha también ha habido algo de buena voluntad, pero es una buena voluntad basada en principios muy ingenuos, porque la realidad desdice a Dios o a cualquier otra cosa como ésa), y en esa democracia hay elecciones, votaciones, para elegir a los gobernantes, pero hasta hoy esa democracia ha sido, casi siempre, sólo una farsa (porque se da en una humanidad cuya mayoría está ignorantísima, y casi todos los gobernantes que han tenido ustedes han compartido lo peor de esas ignorancias profundas –sus hechos lo manifiestan–: la mentira, la inconsciencia, la irresponsabilidad, la hipocresía. Y lo peor es que eso que ustedes llaman gobierno no es ni siquiera de alguna especie de semicordura –es decir, de una cordura no peligrosa, una cordura que no los hubiera precipitado en la realidad, pero el problema de la cordura es que llega hasta la realidad, por eso es que ustedes jamás llegaron a la realidad, porque jamás estuvieron en una mínima cordura, es decir en una mínima idea de lo que es el mundo–, porque el organizarse para vivir la vida no debió de ser jamás en gobiernos –aunque al principio era inevitable que fuéramos gobernados por la fuerza, porque veníamos de las manadas–, sino en reglas –no en gobiernos de niños, de niños tontos, tontísimos–, en bases mínimas para ser en sociedad, en la vida diaria, en un ser diario, en el que hay que cubrir necesidades y para el que teníamos que organizarnos, para desarrollar eso, esta vida que somos, eso único que somos: nuestra vida, nuestro ser en vida, pero  el entendimiento en que están ustedes lo complicó todo, lo enredó todo, no están en un entendimiento sencillo de perro, ni están en un entendimiento pleno, están en ese terreno pantanoso del entendimiento que los pone en el mundo ustedes, en un mundo como el de ustedes hoy –un mundo tonto, y además malo, pero es lo mismo, de lo mismo: ignorancia–, hasta hoy. Y los mejores de ustedes no han creído en la democracia, han creído en la revolución), farsa que a veces ha llegado hasta el fraude (y sé que la humanidad viene de cosas peores que la democracia, pero también sé que la humanidad viene de la desnudez total. Sé que nada de lo de nosotros es mérito o culpa nuestros, sé que somos sólo cosas, y que progresamos, aunque no vayamos a ninguna parte). Y la democracia, como todo lo de ustedes, es algo natural, normal, esperable, pero es de un entendimiento en ignorancia, en ceguera, en incapacidad.

        Todo lo que hoy tienen ustedes no está bien (es normal, pero no está bien), pero es lo que se tiene, es lo que tenemos, es desde donde tenemos que partir para empezar a darle arreglo a nuestro ser humano, lo que tenga que ser ese arreglo, hasta donde nos lleve ese arreglo.

        Y entonces, podemos utilizar las próximas elecciones para hacer algo efectivo contra tanto mal que hoy tenemos, y para eso hay que empezar por quitarle el mando a los que hoy gobiernan (pero no gobiernan ellos, gobierna la naturaleza –los modos de ser de la naturaleza–, y de esa naturaleza son los leones y los virus, y los perros grandes, que por distintas razones, principalmente historia –es decir, orígenes, es decir fuerza e ignorancia– e inercia, han podido someter a perros más chicos). Y afortunadamente hoy ya no estamos en tiempos en que sólo había las armas como alternativa para enfrentar a los poderosos, unas luchas armadas en donde han muerto tantos, sólo para llegar a este hoy de simulación (pero así es esto, y así va a ser siempre en este punto. Cada vez que haya humanos –cada vez que las cosas lleguen hasta humanos– van a ser así como somos nosotros, así como son ustedes. Y ustedes creen que lo de ustedes es lo normal, pero lo de ustedes es sólo el humano en un increíble y natural, normal, acomodo de sus capacidades. Pero como la única voz humana que hasta hoy se ha escuchado ha sido la de ustedes, ya sea que hablen desde Dios, o desde filosofía, o desde ciencia. O desde política), en esta cosa humana que se refina un poco, pero que sigue muy burda, muy terrible, pero cuyo mal evitable ahora ya sólo está asentado en ignorancia, y al menos contra la ignorancia sí podemos los humanos (pero no está fácil).

        Y ojalá fuera tan fácil, sólo con decir, no nos despiertes, déjanos seguir en la inconsciencia, como los perros, pero los perros no están en un entendimiento increíble, en un ser increíble, ficticio, de locos, ojalá ustedes fueran perros, viviendo en (sus) mundos inútiles, pero inmovibles, de los que no se les puede sacar, pero ustedes viven en los mundos ustedes (todo lo que hoy viven ustedes –todo lo que hoy tienen ustedes– no es de ustedes, es de los modos de ser de las cosas, el mejor ejemplo de eso es lo que hoy son ustedes, que están como ciegos –todos, pero unos más ciegos que otros, pero los más ciegos son la mayoría de ustedes–, porque no entienden nada de lo que debían entender. Hay un mundo –o mundos– perro, hay un mundo –o mundos– humano, pero dentro de ese mundo humano hay un mundo –o mundos– ustedes, y lo de ustedes todos es lo que se es en ese mundo ustedes, así como los perros son lo que se es en el mundo perro), unos mundos no inmovibles, unos mundos ficticios, naturales (normales, inevitables, hasta cierto punto, como ya hoy), pero ficticios, porque son sólo de entendimiento torcido, porque ustedes sí pueden ser movidos de ahí, de eso. Ustedes tienen problemas, tienen luchas (principalmente luchas religiosas y políticas, y tienen muertos, y las luchas religiosas son luchas de locos, y las luchas políticas tienen sustancia, porque en lo político está involucrado lo que realmente importa de la vida: la vida de todos los días, la felicidad o infelicidad más cercanas, de este mundo, del único), tienen sueños (y también tienen millones de inconscientes, y son la mayoría de ustedes, pero algunos de ustedes tratan de hacer de este mundo un lugar mejor), tienen felices (han tenido felices, han tenido felicidad, pero no creo que alguno lo haya sido totalmente, completamente feliz, como niño, como perro, sería bueno preguntarles a los perros, que no saben mucho, que no ven mucho, que no sienten mucho, que no se preocupan por los demás, o que están tan “tontos” que se les olvida –todo o la mayor parte de– lo desagradable. Pero ustedes tienen que ver todo, no sólo hacia su felicidad, tienen que ver qué es esto, tienen que ver, saber, lo que ha sido esto, lo que es esto, lo que seguirá siendo esto, hoy es sólo un momento, y no siempre hay todo lo que hay hoy, no siempre hay vida, no siempre hay humanos, y no siempre los humanos están como nosotros estamos hoy), tienen infelices, tienen violados, tienen suicidas, tienen puerquitos valientes, tienen cerdos, muchos…. Pero el asunto es que todo está amarrado, que hoy ustedes son todo lo que son porque no saben, y que no pueden mejorar, pero mejorar en verdad, más que sus mejoras dentro de la locura, manteniendo la locura, la tontería, manteniéndose dentro de esas barreras de no cordura que ustedes no pueden traspasar, porque la realidad es un paquete completo, del que ustedes no tienen nada, nadita. Hoy ustedes todos están ignorantes completamente de la realidad, sabrán cosas (los pocos de ustedes que saben, porque la mayoría de ustedes cree que sabe), pero no saben la realidad, una realidad que a las cosas que son como nosotros no las deja ser, no les deja ningún lugar para ser.

        Todo lo nuestro (nuestro mundo, nuestro pensamiento, nuestro entendimiento, nuestras capacidades, nuestras tonterías) es sólo un molde que hay en las cosas. Esto que hoy somos nosotros otros ya lo han sido (en otros planetas de este universo actual, o de otros universos que hoy ya no son, y algún día este universo actual no será –porque terminará, se terminará, pero la realidad en la que se da ese universo es eterna–, porque él tiene –él sigue– una evolución, todas las cosas del actual universo están en movimiento), y otros lo volverán a ser, una y otra vez (y siempre tendrán una etapa de ignorancia como en la que están ustedes todos). Pero hoy ustedes ya pueden ver a las cosas (como en realidad son), y pueden ver hacia atrás y hacia adelante, hacia los pobres humanos y pobres perros de hacia atrás, y hacia los pobres humanos y pobres perros de hacia adelante. Ustedes ya pueden ver la película de las cosas, unas cosas en donde sólo puede haber cosas como nosotros, y cosas como los perros (perros, chimpancés, delfines, cuervos, elefantes, ratones, cucarachas…), y cosas como las piedras (piedras, estrellas, agua, excremento…).

        Las cosas que son como nosotros son los monstruos más grandes que hay en las cosas (porque aparte de cosas que son como nosotros sólo hay cosas que son como los perros y cosas que son como las piedras, es decir, los perros y las piedras no tienen sorpresas, es decir de los perros y de las piedras sólo pueden salir actuaciones como de perros o como de piedras. De las cosas que son como las piedras salen las cosas que son como los perros, y de las cosas que son como los perros salen las cosas que son como nosotros, y de las cosas que son como nosotros salen los enredos en que están ustedes), porque las cosas que son como nosotros son en las que “es” (en  percepción –en ojos, en oídos, en tacto–, en pensamiento –en conocimiento, en entendimiento–) más (porque en cosas como los perros o las moscas también “es” el mundo) el mundo (el mundo que es, el mundo que hay, lo que existe, el ser, la naturaleza, las cosas, todo lo que es, todo lo que hay, todo lo que puede ser, todo lo que puede haber), el mundo que es (independientemente de si hay cosas que pueden “ver” –conocer, aprende, entender– al mundo).

        Las cosas que son como nosotros (las cosas que son lo que hoy somos nosotros) son los monstruos más grandes que hay en las cosas (no hay monstruos más grandes, no hay lugar para misterios, no hay lugar para sorpresas, no hay lugar para cosas extrañas, las cosas más raras serían las cosas sobrenaturales, y ésas no se ven más que en los cuentos de los humanos, en los cuentos de la mayor parte de los humanos, o en los cuentos de todos los humanos cuando somos niños, o en los cuentos de cuando la humanidad era más niña. Y todavía desconocemos mucho del universo, o de los universos, pero no hay sobrenaturalidad, sólo hay un entendimiento, tan increíble en ustedes, que por eso es capaz de creer en tanta tontería, en francas tonterías, en tonterías demostrables –pero ustedes todos hoy están encerrados en mundos, pero no todos tienen el mismo nivel de encerramiento–), porque las cosas que son como nosotros son las que pueden ver (pensar, entender, enredar, deformar) más (porque los perros también ven, pero ven –piensan, entienden, enredan, deforman– menos) al mundo, pero ustedes no podían ver más de lo que hoy ven (las cosas no son de voluntad, son de capacidades –pregúntenle a los perros, traten de hacer entender a los perros, traten de sacarlos de ese mundo que ven, que viven–, y procesos –lo humano por un largo tiempo se va por donde se han ido ustedes, por donde hoy están ustedes–), hasta hoy ustedes todos han estado más cerca de lo que ven (creen, piensan, entienden) los perros (y ahí se les ha deformado el mundo, el problema no está en el mundo –el mundo es como es: “natural”: solo, eterno, insensible, no de pensamiento–, el problema está en el pensamiento, en el entendimiento, en el entendimiento como hoy está en ustedes, en ustedes todos), pero así es esto (es decir, el mundo, es decir, la realidad, es decir, la naturaleza, es decir, el ser, es decir, las cosas), en esta cosa en donde sólo puede haber cosas que son como humanos y cosas que son como perros y cosas que son como piedras, en donde el ser último es como la piedra, una piedra eterna, de la que sólo pueden salir cosas que son como perros y cosas que son como humanos (perros y humanos que lo más que pueden ser es ser testigos de la piedra, entendimiento de la piedra, pensamiento de la piedra, ideas de la piedra, ojos de la piedra, palabras de la piedra, ladridos de la piedra), una piedra eterna que tiene sus modos, y la ciencia estudia a una parte de esa piedra eterna (al universo), y la filosofía logró darse cuenta un poco de la piedra (de que la realidad es como de piedras, no de espíritus) y también logró darse cuenta un poco del pensamiento (que puede surgirle a esa piedra eterna), del pensamiento de los humanos (un pensamiento que sólo puede venir a ser un espectador de la piedra), pero la filosofía jamás logró darse cuenta de ustedes (del pensamiento de ustedes, del mundo de ustedes, del mundo que ven ustedes), ni de los perros (del pensamiento de los perros, del mundo que viven los perros, que los perros viven lo que entienden, igual que ustedes. Y los de Dios de qué se dieron cuenta, si eso no es, no existe. Y la política es una mezcolanza de ciencia, filosofía y Dios, es decir, de conocimiento limitado e ignorancia, y de maldad, y de bondad. ¿Y por dónde ustedes pueden entender, a través de la ciencia, a través de la filosofía, a través de Dios, a través de la política?, ¿por dónde los hago entender a ustedes?, entender esta vida que viven, esta vida humana de tantos problemas, que tienen nombres y apellidos).

        Y lo que menciono en este ensayo puede parecer increíble, pero lo increíble es el estado en que hoy están ustedes (ustedes, ustedes todos, tanto los más ignorantes como los menos ignorantes, tanto los más malos como los más buenos), porque hoy (hoy que ya no somos los mismos de hace 6 millones de años, cuando los procesos de las cosas hicieron que en cierto animal empezara esto que hoy somos nosotros, esto en que hoy estamos nosotros) ustedes viven un mundo más parecido al mundo que viven los perros que a lo que debían ser (dadas las capacidades que ustedes tienen, dadas las capacidades que en humano se tienen), y por esa razón hacer que ustedes entiendan las cosas no es fácil, es casi como si de repente a los perros se les quisiera hacer entender el mundo (decirles que ese mundo que viven es de tontos, de sucios, de necios, de ignorantes, de ciegos, pero no, es sólo de perros, para perros, para el entendimiento que tienen ellos. Y el mundo que hoy tienen ustedes es sólo del entendimiento que hoy tienen ustedes, que hasta hoy han tenido ustedes, que hasta hoy han podido tener ustedes, por cosas de la naturaleza, así como a los perros la naturaleza los pone en eso, en eso que llamamos perros, y ustedes se llamaban a sí mismos humanos, y –algunos, los de ustedes que no creen eso de Adán y Eva, también utilizan la expresión– “animales racionales”, pero no, ustedes no son animales racionales, ustedes hasta hoy sólo han sido un poquito más racionales que los demás animales, pero hasta hoy ni aun los mejores de ustedes han razonado mucho, porque increíblemente no han tenido esa capacidad, si la hubieran tenido, hubieran entendido, lo que hay que entender –si entendieran, si conocieran, no estarían como están hoy, Dios no sería, pero el bien sí, y lo que sigue–, hubieran visto lo que hay: mucha estupidez –ignorancia, irresponsabilidad, maldad, perversidad– humana, y mucha terribilidad, y se hubieran puesto a arreglar lo que hay que arreglar: la vida de los humanos, hubieran combatido lo que hay que combatir: el mal en los humanos: la mentira, la estafa, el cinismo, el egoísmo, el no ponerse en los zapatos de los demás), si se pudiera, si el entendimiento de ellos diera para tanto (pero el entendimiento de ustedes sí da para más, eso es lo más increíble de ustedes, que tienen toda la capacidad del entendimiento, pero que sin embargo hoy están sin entender todo, y entender todo es simplemente entender lo que debían entender, porque el entender es tan amplio, que hasta los perros entienden algo, pero ese algo que entienden los tienen en un tipo de mundo, en el mundo tonto de los perros), pero hasta hoy ustedes todos están en cierta manera como los perros, están en un mundo, en un tipo de mundo, en el mundo ustedes (y cualquiera en mi lugar va a nombrar al mundo de ustedes así: el mundo de ustedes, el mundo que hoy ven ustedes: el mundo ustedes. Un mundo ustedes que no es el mundo completo que se puede ver desde humano, sino sólo desde los humanos en la etapa ustedes, en la etapa en que están ustedes), y en ese mundo ustedes no se está tan tonto como en el mundo perro, pero se está tonto, porque ustedes no se dan cuenta de la realidad, igual que los perros que no se dan cuenta de la realidad, igual que los perros que sólo acceden (que sólo pueden acceder, por cosas de la naturaleza, por procesos de la naturaleza) a una porción de la realidad.

        Todo es naturaleza, y nosotros los humanos somos sólo unas cosas más, sólo unos perros más (y ustedes que se creen tan diferentes de los perros, ustedes que hasta se creen los Reyes de la Creación), unos perros diferentes, pero perros, cosas, cosas con algunas capacidades, pero hasta hoy ustedes todos han estado como unos perros más, así de inconscientes, inconscientes de lo que son las cosas (pero nosotros los humanos somos sólo naturaleza y así se es en esa etapa en la que están ustedes), pero los perros no pueden entender las cosas, ustedes sí, los perros no están en una situación increíble, ustedes sí, pero son cosas de las cosas, lo que nosotros o los perros podemos, no es por nosotros, es por las cosas, de las cosas, eso tienen que entender ustedes: esto (lo que vemos nosotros, lo que pensamos nosotros, lo que entendemos nosotros… esto, el mundo) es sólo un lugar, un estado, de unas cosas que no van a ninguna parte, los perros pueden ladrar, las moscas pueden volar, y ustedes pueden seguir en sus mundos, tan perdidos en sus mundos, igual que los perros y las moscas. Pero no está bien, ustedes sí pueden darse cuenta de las cosas, y al darse cuenta de las cosas entonces se darán cuenta de la vida tan tonta (y mala) que hoy son, que hoy están siendo, con la que hoy están condenándose unos a otros, como un mundo más de perros.

        Ustedes pueden darse cuenta de que la vida puede ser vivida, como sea, como hoy la viven ustedes, o como la viven los perros. Pero ustedes pueden darse cuenta de que se podría vivir lo mejor que se pudiera esta vida tan pequeña, sin tanto mal (más que el inevitable: la falta de sentido de las cosas), sin ignorancia, pero que no se puede, que es inútil. Pero ustedes pueden darse cuenta de que la vida de los humanos por lo menos no debe de seguir siendo como hoy la viven ustedes todos, como una vida más de perros (porque los perros sólo son perros, no pueden ser diferentes de como son, pero ustedes sí pueden ser diferentes). Las cosas son pequeñas, las cosas se quedan pequeñas ante los deseos de cualquiera de nosotros, pero no se quedan pequeñas para la mínima cordura: terminar con la mentira, con la injusticia, con la desigualdad, con la infelicidad, con el daño evitable, con el mal evitable.
   
        Todo lo que está en este ensayo está sostenido en conocimiento, pero ahí empiezan los problemas, porque el conocimiento de ustedes (el conocimiento que ustedes pueden alcanzar –un conocimiento que los mantiene a ustedes todos en mundos como en los que hoy está cualquiera de ustedes, hasta hoy ustedes han estado en un conocimiento que no los desborda hacia la realidad, y como son ustedes todos los que están en problemas -en problemas naturales de pensamiento complejo, en problemas naturales de lo que somos nosotros: pensamiento complejo, nosotros somos vida, pero ese tipo de vida que somos nosotros está muy determinada por el pensamiento complejo que se alcanza en este nivel de vida, la vida de los seres como los perros es más sencilla, no se complica tanto, no vive su tragedia con tanta amplitud y terribilidad como nosotros- es por lo que sigue el mundo ustedes, un mundo de conocimiento y de ignorancia, un mundo de no mucho conocimiento y sí de mucha ignorancia, un mundo en el que las capacidades del humano están en un estado increíble–, pero sólo muy pocos de ustedes entienden completamente ese conocimiento, la mayoría de ustedes está sólo semialfabetizada) deja mucho que desear, está muy bajo (por eso he llevado todo a la disyuntiva –disyuntiva que algunos de ustedes sí pueden entender– Dios/no Dios, es decir, todo lo que existe no fue hecho por ningún Dios –simple y sencillamente porque eso no existe, eso, a lo que llaman Dios, está sólo en la mucha ignorancia de los humanos, pero hoy la mayoría de ustedes está muy ignorante. Y los pocos de ustedes que no están tan ignorantes también están ciegos, por eso las ignorancias más profundas pueden seguir–, pero unas cosas que no fueron hechas por nadie no tienen sentido: las cosas no son para nada, las vidas de humanos y de perros no son para nada, sólo son vida, ser, ser en vida, ser bajo vida), muy increíble, como sonámbulo, como ciego, pero ustedes no son culpables, la situación es muy compleja (no se puede arreglar, sólo paliar –clonando, haciendo que los humanos sean completamente iguales–, pero es inútil, porque además de complicadísimo, es ocioso, es hacer cosas de más, es producir cosas que hoy no saben de eso, de sí, de hambre, de amor, de sueño, de vivir, de ser, de ser en conciencia, de ser en más conciencia que los perros), y eso he querido mostrar. Todo lo de nosotros los humanos es natural, normal (y hay mal y bien –o sea, daño y no daño, y a veces el daño, el mal, de unos, es el bien de otros–, pero no hay sentido –porque no es obra de alguien, de algo–), pero el mal de más (el causado por la mentira, el causado por la irresponsabilidad, el causado por la desigualdad, el causado por la ignorancia) no debe de seguir siendo, ese mal sí va a tener que ser enfrentado, erradicado, por lo menos, por lo pronto.