(lo siguiente lo escribí para el concurso de ensayo al que convocó el
Movimiento Regeneración Nacional –y ellos hablan mucho del cambio
verdadero, de ahí el título–, y no gané, pero quiero que se conozca,
porque yo sólo quiero mostrarle algunas cosas a todos aquéllos que se preocupan
–o que dicen que se preocupan–
por los problemas de México)
EL CAMBIO VERDADERO Y SUS PROBLEMAS
INTRODUCCIÓN
Es necesario cambiar
(arreglar) a México,
pero el asunto es dificilísimo, pero si no conocemos a qué nos enfrentamos
estamos condenados a seguir en un México en donde gobierna la mentira, la
simulación, el dinero, la estafa, el crimen, la ineficiencia, la
irresponsabilidad, la injusticia.
Las fuerzas en que se apoyan los que
hoy gobiernan México son muy poderosas (no sólo es la ignorancia tan profunda en que está la
mayoría de la población –y de esa mayoría
han salido casi todos los gobernantes, y esos gobernantes generalmente han sido
un poquito menos ignorantes que el resto de esa mayoría, pero sólo un poquito–, el asunto es más grande, más complejo, los humanos estamos
dentro de cadenas, casi tan terribles como en las que están los perros), y hasta hoy esos gobernantes han tenido todo a su favor
para seguir aprovechándose de esa situación.
Y hasta hoy los que se han opuesto a lo
malo que hay en México no podían saber qué es todo lo que se enfrenta cuando a
algunos les es inevitable oponerse a lo que está mal, cuando algunos no pueden
adaptarse a un mundo en donde hay tanto que está mal (y muchos de estos “inadaptados” han sido asesinados por el
poder económico y político que hasta hoy ha gobernado a México).
E increíblemente la mayoría de ustedes
no alcanza a ver lo suficiente como para oponerse a lo que está mal
(no les afecta hasta las tripas una situación
terrible, con la que no se puede convivir, simplemente no se puede, no es una
lucha por uno, es una lucha por el prójimo, pero es más, porque, ¿cuál
prójimo?, ¿el que sufre… –por culpas
propias, o por culpas ajenas, no todas atribuibles a algún otro prójimo–?... es contra una situación en donde hay muchísimos
problemas, problemas no sólo humanos, sino problemas de esta cosa en donde
somos los seres humanos, hasta la realidad de las cosas llega todo lo que está
mal entre los humanos), y en esa mayoría hay
de todo. En esa mayoría están los que gobiernan, y ahí están todos los demás
que no la pasan tan mal (no porque sean ricos,
sino porque son muy inconscientes) en un país
tan injusto, tan desigual, tan enviciado, tan violento, tan miserable, tan
semialfabetizado. Y en esa mayoría están también los que padecen, los que son
las víctimas (y las víctimas son la mayoría de
esa mayoría).
Estamos como en una trampa, pero es una
trampa natural, por eso es tan poderosa, por eso hoy todavía es. Y en esta
trampa natural hay muchos factores, pero hoy el principal factor es la
ignorancia, e ignorancia que ustedes todos tienen, pero en distintos niveles,
porque aun a los que les es inevitable oponerse a lo que está mal tienen
ignorancia (y es ignorancia –ignorancia la hay y mucha–, pero es más, es una incapacidad que ustedes todos tienen, aun los más
capaces de ustedes –en entendimiento, en
pensamiento, es decir, lo que somos -lo que
nos hace humanos, lo que nos hace ser humanos, lo que hace que haya “seres”
humanos-, pero hoy, increíblemente, eso que
somos está limitado en ustedes todos–, que
están como ciegos ante todo lo que tienen frente a los ojos).
En este ensayo voy a mostrar hasta dónde
llega ese afán para algunos inevitable de tener que hacer algo contra lo que está
mal en México. Pero ninguno de ustedes puede imaginar hasta dónde llega lo que
está mal, porque lo que está mal va más allá de México (México es sólo un país, –es
el resultado de– una historia –una “cultura”–, de
atrocidades, de injusticias, de irresponsabilidades, de ignorancias –casi como los de cualquier otro “país”–. Los problemas de los mexicanos son problemas humanos,
problemas inherentes al ser humano, problemas inherentes a lo que es el ser
humano), o de los seres humanos.
Escribo este ensayo para que ya no
sigamos a ciegas (hoy que ya
podemos dejar de andar a ciegas), los que
gobiernan hasta aquí han estado sostenidos por cosas terribles, pero hoy ya
sólo están sostenidos por la ignorancia, porque hoy ya podemos saber (esta cosa en la que somos está sujeta a procesos) esas cosas terribles. En este ensayo voy a mostrar la parte
principal de la película dentro de la que estamos, y en esa película los
humanos somos sólo unos actores más, y nuestra actuación (todo lo que somos, todo lo que podemos ser) está muy bien delimitada.
NUESTRAS OPINIONES, NUESTRAS LUCHAS
En
las cosas (también se les da
el nombre de: la realidad, o, la naturaleza, o, el mundo, o, el ser. Y nosotros
estamos dentro de un universo, un universo que probablemente no equivale a
todas las cosas, pero si este universo actual fuera el único, entonces si
equivaldría a todo, y sería el nombre más preciso para nombrar a todo, a todas
las cosas, a todo lo que es, a todo lo que hay) hay
hechos y datos, y en los humanos (que también
son cosas), además, hay opiniones. Y los
únicos que hablan son los humanos, las demás cosas, o están mudas, o sólo
ladran, o mugen.
Nosotros
los humanos somos (pensamos,
sentimos, hacemos, luchamos) a partir de lo
que sabemos, o de lo que ignoramos. Pero hasta hoy aun los peores (en ignorancia, o en maldad) tienen
sus argumentos, sus discursos.
Pero en las cosas hay hechos y datos, con
los cuales se pueden evaluar las opiniones, con los cuales se pueden evaluar el
conocimiento o la ignorancia, con los cuales se pueden evaluar el bien o el
mal, lo que está bien o lo que está mal.
¿HASTA DÓNDE LLEGA EL CAMBIO VERDADERO?
El cambio que necesitamos
(no sólo en México) debería
llegar hasta el máximo de felicidad que pudiera ser posible, pero para todos,
para todos los seres humanos (y para lograr eso
tendríamos que hacer la justicia máxima posible, es decir, la igualdad máxima
posible).
Porque
todos los seres humanos tenemos necesidades, nos da hambre, nos da sed, nos dan
ganas de ir al baño, nos da sueño, nos da frío, nos da calor, y además tenemos
corazón, nos enamoramos, y sufrimos con el desamor.
El cambio debería llegar hasta quitar
todo problema, toda causa de problema, que esté en nuestra mano quitar, y para
lograr eso tendríamos que llegar hasta la clonación, tendríamos que ser todos
iguales en todo, para que no sólo no hubiera ricos y pobres
(ni jefes y gatos), sino
para que incluso no hubiera bellos y feos (ni
fuertes y débiles, ni altos y chaparros, ni inteligentes y tontos, ni claros y
oscuros, ni sanos y enfermos –físicos o
mentales–, ni desórdenes cromosómicos u
hormonales: síndrome de Down, homosexualidad…).
Pero sí tendría que seguir habiendo hombre y mujer (tendríamos que ser en sólo 2 moldes: hombre y mujer, unos
hombres –igualitos– y unas mujeres –igualitas–
que envejecerán, y eso traerá problemas, a
menos que se pudiera lograr la eterna juventud).
Y tendríamos que ser todos iguales, es
lo menos que tendríamos que ser (por
justicia, por cordura, porque sentimos), pero
hay un pequeño problema, que aquí en las cosas no hay sentido, las cosas no
tienen ningún sentido, ningún propósito.
Y no debería haber casi nada de lo que
hay hoy en la sociedad humana, no debería haber fronteras (divisiones: países, lenguas…), dinero, drogas (alcohol
y tabaco incluidos), armas, ejércitos,
policías, irresponsabilidad, derroche, pornografía, negocios, egoísmo, elecciones…
El corazón humano no es una cosa fácil,
tendríamos que estar controlándolo, cuidándolo, protegiéndolo, de sí, si eso
fuera posible, si aquí hubiera sentido, pese a toda la terribilidad que hay,
pero el problema es que la terribilidad llega hasta la falta de sentido de todo,
y en ese todo está todo, ahí es nuestra pequeña (y única) vida.
¿QUÉ ES ESTO
(EL SER HUMANO, LA VIDA, TODO)?
Y yo puedo decir y decir, pero tengo
que mostrar en qué baso todo lo que digo. Y el principal argumento que tengo es:
Esto (todo, todas las
cosas, incluido ahí todo lo nuestro, todo lo “humano”. Para poder una opinión
de cualquier cosa primero tendríamos que aclarar qué es Esto, qué es el mundo,
qué es la realidad, qué es el ser, qué es la existencia, qué es la vida, qué
somos nosotros) sólo podría tener 2
explicaciones: Dios (eso que llaman Dios: un
Creador, un Ser Todopoderoso, un Espíritu, es decir, una cosa que no existe, una
cosa que es voluntad –como la del humano, o
como la del perro–, pero sin cuerpo, una cosa
que es inteligencia –como la del humano, o
como la del perro–, pero sin cuerpo. La
voluntad y la inteligencia son cualidades que se dan sólo dentro del fenómeno
de la vida, dentro de una vida que no siempre es, aquí en el planeta Tierra la
vida empezó hace por lo menos 3 500 millones de años, y para que esa vida
llegara hasta algo en lo que ya puede verse voluntad tuvieron que pasar como 2
900 millones de años –cuando la vida llegó a
animal–. Y apenas hace unos 6 millones de años
esta vida empezó a meterse en nivel humano –en
eso que hace que haya “seres humanos”, pero ese ser humano es sólo un animal
más, ese ser humano es sólo un ser vivo más–,
una vida que nadie guía, una vida que sólo se despliega, lo que puede
desplegarse, sus capacidades. Una vida sujeta a procesos, y a accidentes, como
los de hace unos 250 millones de años que causaron la mayor extinción –conocida– que ha experimentado
la vida terrícola –más del 96% de las
especies que habitaban en el mar desaparecieron y en la tierra desapareció
alrededor del 70% de las especies de vertebrados, los humanos, y los demás
mamíferos, descendemos de alguna de las especies de los vertebrados
sobrevivientes, en ese tiempo todavía no había mamíferos, pero ya había
empezado la línea evolutiva que dio origen a los mamíferos actuales, y esa
línea se desprendió de los reptiles, hace como 320 millones de años. Pero ha
habido otras 4 extinciones casi tan grandes como ésa–, y la vida se recupera, y sigue, con lo que tiene para seguir,
con lo que le queda –hoy sobrevive sólo como
el 0.1% de todas las especies que ha habido–.
Los humanos terrícolas actuales –y toda la
demás vida que hay hoy en el planeta Tierra– somos
el producto de accidentes sobre accidentes –asómense
a la fauna de Ediacara de hace 600 millones de años, a ver si ahí pueden ver
sus rostros, sus cuerpos, sus nombres, sus creencias, sus suficiencias, sus
perversidades. Nosotros los humanos sólo somos un nicho -como lo son los perros, o los peces, de los que descendemos
perros y humanos, pero en tiempos de la fauna de Ediacara casi no había
animales, animales que es por donde las cosas llegan hasta cosas como nosotros
los humanos que sólo somos un nivel de las cosas, animales como los perros que
son las cosas más representativas de otro nivel de las cosas, pero en ese nivel
también caben las plantas, que tienen menos capacidades que los perros, pero
que no son seres como las piedras que son el ejemplo más representativo del
otro nivel de las cosas. Cosas diferentes de las piedras sólo pueden ser como
los perros o como nosotros, no importando si en cierto momento las hay o no,
pero hoy las hay, hoy podemos ver los 3 diferentes tipos de cosas que puede
haber en las cosas. Y ustedes que se creen tan especiales, no dándose cuenta de
lo que en realidad son: sólo algo que es porque puede ser, pero todos esos “seres
humanos” van a tener que pasar por una etapa como en la que están todos ustedes
hoy, así de increíbles, como sonámbulos, como tontos, aunque no todos estén
igual de tontos, es decir, aunque no todos estén igual de ignorantes, o de
ciegos, o de desiguales en inteligencia, en el nivel de inteligencia en que
hasta aquí han estado encerrados todos ustedes-
para ser que hay en las cosas, un molde. Un molde que cuando sea va a ser como
lo que somos y hemos sido nosotros. Y todas las “humanidades” en lo físico van
a ser más o menos como somos nosotros, pero si hubiera podido surgir una
humanidad de alguna especie de los dinosaurios sus caras hubieran sido más
reptiloides que las nuestras, pero en algún momento estarían en las mismas
increíbles incapacidades en que hoy están ustedes, hoy que ya ha hay alguien
que puede relatarles el cuento del mundo–, pero
lo humano no es un accidente, lo humano es una de las capacidades de la vida,
una vida que es una de las capacidades de las cosas), o no Dios (o sea, solo,
de fuerzas que no son nada parecidas a “Dios” –o
sea, nada parecidas a humano, o a perro–,
fuerzas que no ven, que no oyen, que no sienten, que no piensan, que no
entienden, que no tienen ideas, que no tienen voluntad, que no tienen
inteligencia. Y el “diablo” es de lo mismo que Dios, el diablo es del mismo
cuento. El opuesto de Dios no es el diablo, el opuesto de Dios es una
naturaleza sola).
Pero Dios es sólo ignorancia
–ignorancia humana, Dios es humano, Dios es sólo
cuando hay humanos, cuando hay humanos ignorantes–, una gran ignorancia (y yo
no quisiera ser duro con la idea Dios, pero el problema es que desgraciadamente
no hay Dios, y no podemos engañarnos, porque el precio es seguir sujetos en los
modos de ser de las cosas, unos modos de ser que tienen a los perros como
perros y a nosotros casi como perros). No hay ninguna
prueba de que haya Dios, en las cosas no se ve a ese Dios, Dios se ve sólo en
las creencias de los que creen en eso (Dios
está al revés de cómo debía estar, no está en la realidad, está sólo en la
ignorancia, en un grado de ignorancia en donde puede caber algo así). Y si Dios es sólo ignorancia, entonces está de más decir
que eso que llaman Dios ni siquiera es uno solo, porque hay (y ha habido) muchas
creencias distintas de ese Dios, aunque cada quien diga que la suya es la verdadera.
Dios es sólo una idea (…y si hubiera Dios, pero el problema es que a Dios no puede
ponérsele ni siquiera como suposición, porque Dios –o una realidad parecida a Dios: caprichosa, mágica, milagrosa– no se ve, sólo se ve una realidad de regularidades –e indiferente–. Y así ha sido
siempre, los supuestos hechos sobrenaturales –ya sean de tipo religioso o no– de la antigüedad son sólo cuentos, y actualmente aún sigue
habiendo muchos cuentos, pero ninguna prueba, ni la más mínima), pero esta idea va a ser cada vez que haya humanos, y va a ser
muy real mientras esos humanos no entiendan a las cosas. Dios es sólo el
ejemplo más perfecto de los procesos en los que estamos sujetos
(no somos libres, autónomos, somos unas cosas más), pues aún hoy (que ya
estamos tan lejos de cuando Dios era inevitable, cuando no conocíamos nada o
casi nada de las cosas) la mayoría de ustedes
cree en Dios (o en cosas como ésa: cosas
mágicas, cosas sobrenaturales, cosas misteriosas: fantasmas, platillos
voladores, astrología, tarot, brujería), y los
pocos de ustedes que no creen en Dios están igual que los que creen en Dios:
como ciegos (y yo vine y vi, para mí fue
natural). La capacidad de pensar (más que el perro) es lo
que somos los humanos, pero esa capacidad en ustedes todos está como ciega, y
hay formas de demostrar esa como ceguera, principalmente al poner las cosas
(o realidad, o naturaleza, o mundo, o ser) en la disyuntiva de si son de Dios o si no son de algo como
eso.
Y no todos los seres humanos creen en
Dios o en cosas como ésa (afortunadamente,
porque entonces, o yo estaría loco, o yo tendría un trabajo peor que el que
tengo: destrabar el pensamiento de ustedes). Pero
los que no creen (o que dicen que no creen.
Dios no es un asunto sencillo, el ateísmo es muy simplón, por eso los que se
dicen ateos no han podido entender. No se trata sólo de no creer en Dios –o no se trata sólo de un entendimiento superficial que
lleve a la negación de Dios–, se trata de entender
a Dios, y a todo lo demás, pero ustedes no entienden mucho) en Dios no alcanzan a
entender cómo son unas cosas que no son de ningún Dios, en qué nos ponen unas
cosas que no son de ningún Dios.
… Porque si las cosas no son de Dios,
entonces nosotros somos sólo unas cosas más, todo lo nuestro es sólo una forma
de ser de las cosas, una forma compleja (la más compleja, porque las demás cosas –como los perros, o como las estrellas– son más sencillas), que
tiene algunas capacidades, pero esas capacidades tienen límites. Y si nosotros
somos sólo cosas, entonces no tenemos méritos ni culpas (los perros y las estrellas simplemente son lo que son, y
eso mismo aplica para nosotros), sino que
somos dentro de procesos, y esos procesos nos tienen en la situación presente,
en este enredo (en que están ustedes todos), que ya puedo manejar, desenredar. Y en las cosas hay
muchísima terribilidad, y nosotros tenemos un pasado de terribilidad inevitable
(desde que la evolución de la vida nos puso –hace como 6 millones de años– en esto que hoy somos, en esto que surge a partir de seres
con niveles mentales como los de los perros),
por ejemplo, durante mucho tiempo no supimos (los
humanos tenemos la capacidad de conocer en su grado máximo –los perros no–, pero aun
hoy la mayoría de ustedes no conoce mucho, y por tanto no piensa mucho, no
entiende mucho) cosas que hoy sabemos, como lo
de los antibióticos (que hubieran podido salvar
cientos de millones de vidas, pero no tuvimos antibióticos sino hasta después
de 1930. Nosotros no siempre hemos sido lo que somos hoy, nosotros no siempre
hemos sabido lo que sabemos hoy, durante muchísimo tiempo no nos limpiamos el
ano), durante muchísimo tiempo estuvimos peor que
hoy, durante mucho tiempo hubo esclavitud, en donde unos humanos eran propiedad
de otros humanos (y esa esclavitud extrema se
da dentro de unas condiciones de esclavitud en las que estamos sujetos. Y los
crímenes y las guerras y los gobiernos y las religiones y los vicios y las
ignorancias y las injusticias y las desigualdades que hemos tenido –y que tenemos– son de
esa esclavitud general).
… Porque si las cosas no son de Dios,
entonces los humanos (y los perros)
somos sólo capacidad de pensamiento (y ahí es –el único lugar–
donde es un mundo que es), pero ustedes no llegan por sí solos al máximo de esa
capacidad (y lo digo por cómo están ustedes
todos hoy: tan increíbles, tan ciegos, tan como sonámbulos, tan encerrados, están
igual que los perros, aunque ustedes sepan algunas cosas más. Pero en el fondo
nosotros los humanos somos unos perros más, porque en las cosas hay lo mismo
para nosotros y para los perros: nada, pero ustedes y los perros están ajenos a
eso, pero por los perros no se puede hacer nada, ellos no pueden entender el
mundo, pero ustedes sí, ustedes sí pueden ser sacados del mundo que hoy viven,
del mundo que hoy creen vivir, porque ustedes tienen sólo creencias de esta
cosa en la que somos, ninguno de ustedes la sabe, pero hay de creencias a
creencias, no es lo mismo creer el mundo desde Dios o desde tarot que creer el
mundo desde conocimiento científico o desde conocimiento filosófico
materialista): entender las cosas.
… Porque si las cosas no son de Dios,
entonces el mundo es sólo (a
través de los sentidos, que dan a pensamiento –a
entendimiento–, es decir, a mundo) en seres como nosotros y en seres como los perros. Y el
mundo es uno, pero en nosotros (y en los
perros) hay muchos mundos: el mundo que veíamos
hace 4 millones de años (o hace 4 000 años) no es el mismo mundo que vemos hoy, ni el mundo que vemos
hoy es el mismo en todos nosotros (ni el mundo
que vemos de recién nacidos es el mismo mundo que vemos –pensamos, entendemos– cuando
tenemos 4 ó 40 años de edad).
…
Porque si las cosas no son de Dios, entonces esto (la realidad, o naturaleza, o mundo, o ser) que hay hoy es parte de una eternidad (hoy es, y nadie lo creó, nadie lo echó a andar) en donde sólo puede haber cosas como piedras (es decir, cosas parecidas a como son las piedras, es decir,
cosas que no sienten, cosas que no ven, cosas que no oyen, cosas que no
piensan), cosas como perros (es decir, cosas parecidas a como son los perros, es decir,
cosas que sienten, cosas que ven, cosas que oyen, cosas que piensan un poquito.
Y una lombriz o un árbol se parecen más a las cosas que son como los perros que
a las cosas que son como las piedras) y cosas
como humanos (es decir, cosas parecidas a como
somos nosotros, es decir, cosas que sienten, cosas que ven, cosas que oyen,
cosas que piensan más que los perros).
… Porque si las cosas no son de Dios,
entonces ya ha habido otras humanidades (esta humanidad del planeta Tierra es sólo una más, esto de ser
humanidad es un molde –un nicho, un
lugar, un estado– que hay en las cosas. Pero
las otras humanidades que actualmente pudieran haber por ahí –lejos de nosotros, en otros planetas de otras estrellas,
actualmente hay como 1 000 000 000 000 000 000 000 de estrellas, y la estrella
más cercana a nosotros, después de nuestra estrella Sol, está a más de 40 000
000 000 000 de kilómetros, y las estrellas más lejanas están como a 400 000 000
000 000 000 000 000 de kilómetros. Y nuestro Sol está como a 150 000 000 de
kilómetros, y la Luna está a 384 400 kilómetros, en promedio, y el planeta Marte
está a 55 758 000 kilómetros, cuando más cerca está de nosotros, pero en el
Sistema Solar nosotros somos lo único que llegó hasta nivel humano, y puede ser
que esta vida que hay en nuestro planeta sea la única vida que hay, actualmente,
en el Sistema Solar– no son como las describen
los crédulos o sinvergüenzas que ven ovnis –y la palabra ovni significa objeto volador no identificado,
pero los que creen en los ovnis han ido más lejos, asocian esos objetos con
naves espaciales tripuladas por seres parecidos a nosotros y que vienen de más
allá de la Tierra, pero algunos de los que creen en los ovnis hablan hasta de
ovnis que vienen de debajo de la tierra, porque según ellos bajo la tierra hay
ciudades donde viven millones de humanoides. Las ignorancias y charlatanerías
son demasiadas, los problemas humanos no sólo están sostenidos por Dios, sino
también por los ovnis y por mil cuentos más, pero lo peor es que también están
sostenidos por el pequeño conocimiento que hoy ustedes tienen, porque si
ustedes tuvieran más conocimiento ya hubieran podido con Dios, con los ovnis y
con todos los demás cuentos, y también ya hubieran podido con la pobreza, con
la injusticia, con el egoísmo, con la irresponsabilidad, no tendrían los
gobiernos que hoy tienen, no vivirían la vida como hoy la viven–, esas otras humanidades mientras no entienden a las cosas son como
hasta hoy hemos sido nosotros –los viajes
interestelares son dificilísimos, y para nosotros hoy son imposibles, y a
nosotros ya nos alcanzó la explicación de las cosas. Y un viaje al planeta
Marte hoy podríamos hacerlo hasta en un mes, si nos lo propusiéramos, pero un
viaje a algún planeta imaginario de Próxima Centauri, la estrella más cercana a
nosotros, hoy nos llevaría no menos de 20 000 años, si nos propusiéramos
hacerlo, si no fuera una locura. Para que las humanidades puedan viajar por el
espacio interestelar se requiere muchísima más tecnología que para realizar
viajes interplanetarios, y eso significa muchos años más de desarrollo tecnológico,
es muchísimo más fácil que alguno de los de cada respectiva humanidad llegue al
entendimiento de las cosas, a que las humanidades sigan en la ceguera y lleven
esas cegueras hasta el extremo de invertir recursos para realizar los muy
complicados viajes interestelares, viajes interestelares turísticos, o de
conquista, o de comercio, o de evangelización… o sólo para ir a hacer figuras
en campos de trigo, o para contactar a algunos lunáticos, o cínicos–, y después, cuando entienden, o son en un bien máximo posible, o
se van, porque aquí no se puede ser ni siquiera en el bien máximo posible, aquí
se puede ser sólo en la inconsciencia, como la de los perros, o como la de
ustedes hasta hoy), muchísimo más que millones
de millones de veces (la eternidad
no tienen fin, ni principio), humanidades que
tuvieron que haber entendido, y que tuvieron que irse, porque no se puede
sostener un ser aquí, porque la terribilidad que hay (no sólo para nosotros, sino para todo lo que tenga la
capacidad de sentir, como las vacas que matamos para comer, y no es que no
tengamos que comer vacas, las vacas son sólo un ejemplo de la selva en que
estamos, en donde hay tanto daño, y en donde los palos dados ya nadie los puede
quitar, y en donde siempre va a haber palos, entre nosotros –o contra nosotros: desastres naturales, gérmenes
patógenos–, o entre los perros –o contra los perros, como el meteorito que extinguió a
los dinosaurios–, y tal vez algún día nosotros
ya no nos dañáramos ni dañáramos –ni
estuviéramos tan expuestos al daño–, pero
siempre habrá selva) llega hasta la falta de
sentido de todo (y nosotros podríamos vivir en
la felicidad máxima posible para todos, pero si ya sabemos que esto no va a
ninguna parte, que somos sólo unas cosas, como lo son los perros, como lo son
las piedras. Y lo más seguro es que las humanidades no pueden seguir siendo una
vez que entienden, pero lo menos que se tiene que hacer es dejar de ser en la
ignorancia –en la tontería, en la
inconsciencia– en que hasta ahí se ha sido).
… Porque si las cosas no son de Dios
(o de cosas como ésa, dioses, diablos, espíritus,
astrología), entonces, las cosas no fueron
hechas (las cosas siempre han sido, siempre
serán, aunque no siempre sean como son hoy. Las cosas son de procesos, en
procesos, en procesos “naturales”, una “naturaleza” –una realidad, un mundo, un ser, un todo– que no fue creada por Dios –ni
por nada parecido a eso–, porque Dios es
creación del pensamiento humano, un pensamiento humano que es sólo pensamiento
“animal” llevado un poco más allá –y ese
proceso empieza en un cuerpo de tipo primate de tipo homínido, parecido al del
chimpancé actual, y termina con un cuerpo casi como el nuestro–, y lo animal es sólo una de las formas de la vida –la que tiene más posibilidades, más vida, las otras
formas de vida se parecen más a la vida vegetal–,
y el fenómeno de la vida es sólo una de las combinaciones de la materia, y la
materia pertenece a una naturaleza que no fue creada por ningún Dios), y al no haber sido hechas, las cosas no tienen fines,
objetivos, propósitos (sólo algo como Dios
daría sentido a las cosas, les daría Idea, Voluntad, Inteligencia). Y eso nos deja a los seres humanos sin nada, no sólo
tenemos un pasado terrible (y un presente como
el de hoy en que tenemos una sociedad humana como de tontos, o como de locos), sino que no tenemos futuro, por muy justos que fuéramos.
… Porque si las cosas no son de Dios,
entonces las cosas no tienen sentido, porque no fueron hechas por alguien, por
algo, para algo. Y si las cosas no tienen sentido, entonces a los humanos no
nos queda nada (porque para qué
viviríamos, por qué viviríamos, cuando ya sabemos que la vida es sólo un
fenómeno físico, cuando ya sabemos que la vida son sólo afanes innecesarios –porque son inútiles, porque no son para algo–, cuando ya sabemos que la vida es eso que son los perros, eso
que son las moscas, eso que es tan fácil ser, eso que es sólo dejarse llevar, eso
que es sólo un ímpetu hacia adelante, como sea, sin importar nada, sin importar
ni siquiera los muertos, mucho menos los sufrimientos. ¿Y qué han hecho las
otras humanidades en este punto? Porque no se puede seguir siendo como hasta
aquí, se tiene que planificar todo, para poder contra todo el daño evitable –y hoy la vida es bella, pero no para todos; la vida
tiene sus encantos, pero hoy miles de millones sufren pobreza, hambre, fealdad,
discapacidad, enfermedad, vicio, perfidia, asesinato, suicidio–, y si empezamos a meternos con las causas del mal evitable
ya no paramos sino hasta la clonación. Pero qué necesidad hay de complicar aún
más las cosas, qué necesidad hay de crear ser, de inventar ser –de planificar ser, para que sea un ser mejor que el de
nosotros los de hoy, para que todos ellos tengan una mejor vida que la de todos
nosotros hasta hoy–, un ser que hoy no sabe de
eso, de ser, un ser que hoy no sabe nada, un ser que hoy no es, no existe –es como si nos esforzáramos en crear unos perros
mejores, pero sólo para que vengan a ladrar, y a comer, y a defecar, y a oler,
y a copular, y a amar, y a dormitar, y a morir. Sólo originaríamos necesidades,
necesidades que van a tener que ser saciadas, sólo originaríamos cosas
innecesarias, a lo tonto, porque no son para nada, porque son sólo para
mantener la vida, para sostener la vida, para continuar la vida, ser vida, ser
lo que es la vida, ser como es la vida, la vida, la vida de las moscas, la vida
de los perros, la vida de los humanos, y por lo menos las moscas y los perros y
los humanos vivimos al aire libre, porque hay bacterias que “viven” en lodos ardientes.
Y ya no podríamos jugar a la familia, ni a muchas otras cosas, como la
infancia, porque ese mundo que vivimos cuando somos niños es un mundo ficticio,
mucho más ficticio que el mundo adulto que ustedes todos viven hoy, porque el
mundo adulto que los humanos vivían hace millones de años estaba más cerca del
de los perros, pero hoy nosotros ya podemos ver a las cosas cara a cara,
nosotros podemos ver ya a la vida, una vida que no sabe de entendimiento, una
vida que no sabe de nada, y nuestra vida es sólo una de las formas de la vida,
y nosotros tenemos entendimiento, pero el de ustedes está en su peor forma,
torcidísimo, el entendimiento de los perros no es igual al de nosotros, el
entendimiento de nosotros puede entenderlo todo, pero hoy el entendimiento de
ustedes todos no entiende casi nada, y está peor que el de los perros, porque
el entendimiento de ustedes está alterando las cosas, está enredando las cosas,
los tiene a todos ustedes viviendo en un mundo peor que el de los perros,
ficticio, y malo, como de locos, como de tontos, pero eso sí, todos ustedes en
sus presunciones, cada quien en las suyas, como los perros, como las hormigas,
pero eso de ustedes y de los perros y de las hormigas sólo son mundos,
cantidades de mundo, ciertas cantidades del mundo real, que hay en las cabezas,
y esos mundos de ustedes y de los perros y de las hormigas no son de voluntad,
el mejor ejemplo está en ustedes, en las limitaciones en que hoy están ustedes
todos, no sólo los peores de ustedes, no sólo los más ignorantes de ustedes, no
sólo los más malos de ustedes, creyendo cosas, teniendo pensamientos, ideas,
valores, opiniones, “sabiduría”, pero son pensamientos, ideas, valores,
opiniones y sabidurías de ciegos–, los que hoy
ya somos no nos queda de otra más que ser lo mejor que hoy podamos ser, tratando
de ser lo mejor que podamos ser dadas las circunstancias en que hoy estamos,
las circunstancias –los problemas– que nos heredó la naturaleza ciega), ni siquiera el bien: hacer el bien, buscar el bien, pero
el bien máximo posible, el bien para todos los humanos, el bien igual en todos
los humanos, el bien para todos los momentos de nuestra existencia, porque los
humanos somos seres con necesidades, y porque vemos tanto mal (daño) inevitable (tanta injusticia ciega, tanta desigualdad ciega) que hay en las cosas, y porque vemos que el bien que hay en
las cosas es tan pequeño, tan ciego. Pero todo lo que hay en las cosas (tanto bueno como malo) es
ciego, desigual, injusto.
CONCLUSIÓN
Nosotros los humanos somos cosas
(sólo unas cosas más, un tipo de cosas, unas cosas que
tienen un entendimiento superior al entendimiento que tienen las cosas de tipo
perro –pero esa pequeña diferencia nos mete
a nosotros en problemas peores que los de los perros. Pero ante las cosas,
nuestras cosas humanas son sólo unos ladridos más, por mucho que nos creamos,
por muchas cosas de pensamiento complejo que sean posibles de ser en la
capacidad de pensamiento de tipo humano–), cosas sin culpas ni méritos, cosas sin libertad (los perros no tienen libertad, las piedras no tienen
libertad, nosotros tampoco, nosotros no somos creación especial, sólo somos
derivación de las otras cosas. Y si los perros tienen libertad –libertad para ser perro–,
entonces ustedes también tienen libertad, la han tenido, por eso hoy son lo que
son, por eso han sido lo que han sido, pero eso no es libertad, eso es sólo
modos de la naturaleza, de una naturaleza –y
la “naturaleza”, o “las cosas”, o la “realidad”, o el “mundo”, o el “ser”, es
sólo el nombre para esta cosa “natural”, esta cosa en la que somos, esta cosa
de la que somos, esta cosa de la que somos parte, pero nosotros somos entendimiento,
mucho entendimiento, pero ella no es de entendimiento, de ninguna cantidad de
entendimiento, y en ella hay entendimiento, como el de nosotros, como el de los
perros, pero el entendimiento de ustedes todos no ha entendido a la naturaleza,
ahí está el problema, en una cantidad de entendimiento que puede entender a la
naturaleza, pero que por causas de la naturaleza no ha podido entender a la
naturaleza, ustedes no han podido entender a la naturaleza, los perros no han
podido entender a la naturaleza, pero el entendimiento de nivel humano sí puede
entender a la naturaleza, el entendimiento de nivel perro no puede entender a la
naturaleza, porque para que el entendimiento pueda llegar a una cantidad de
entendimiento que sí puede entender a la naturaleza tiene que llegar a un
entendimiento de nivel humano, pero el entendimiento de nivel humano se atora
en un entendimiento como en el que están ustedes, ustedes todos. Ahí está el
drama, para nosotros, y para los perros, pero ustedes todavía no saben de las
cosas y de sus escalones, como en el que hasta hoy han estado ustedes, igualito
que los perros, siendo lo que las cosas les dan para ser, siendo todo ese ser
de bueno y malo, de justicia e injusticia, de conocimiento e ignorancia– en donde hay bueno y malo, dentro de un contexto en el que
no hay sentido, objetivos, propósitos, un para qué trascendente), cosas sujetas a procesos, cosas que tienen modos de ser (cosas que tienen capacidades, pero que también tienen
limitaciones, como las de ustedes todos, que teniendo un entendimiento capaz de
poder entender a las cosas, no han podido entender a las cosas. Ustedes todos
tienen un entendimiento muy raro, capaz, pero incapaz. Y el entendimiento que
tienen los perros –las cosas de tipo perro– no es capaz de poder entender las cosas, pero hoy ustedes y
los perros están igual: inconscientes de todo lo que es, sólo alcanzando a
darse cuenta de algo de lo que es), y ésa es
la razón por la que ustedes no han podido entender a las cosas (y a mí me ha llevado muchos años poder precisar todo lo que
empecé a vislumbrar desde que tenía 16 años de edad. Y afortunadamente ya puedo
callar todo lo de todos ustedes, porque ya puedo con las cosas: mostrarlas,
demostrarlas. Afortunadamente ya puedo callar todo lo de ustedes, para poder
liberarnos de una situación como la de los perros: vivir, sin entender las
cosas. Pero hasta hoy no podíamos hacer nada, porque nosotros somos cosas, no
somos libres, aquí no existe eso, aquí hay naturaleza, y sus procesos), ésa es la razón de las cegueras increíbles de ustedes
todos, ésa es la razón de las creencias tan infantiles de la mayor parte de
ustedes, ésa es la razón de la terrible maldad que hay en muchos de ustedes
(una maldad en la que no hay culpa –porque nosotros somos cosas–, pero una maldad que no está bien, una maldad que no debe
ser, una maldad que es sólo una increíble incapacidad de entendimiento, como
todo lo demás de ustedes). Y las cosas tenían
que ser entendidas (y las cosas tienen
explicaciones –tienen que tenerlas–, pero casi todas las explicaciones están de más, las
explicaciones más fundamentales son: que las cosas no son creación de ningún
Dios –porque no existe tal cosa, Dios es
sólo ignorancia, Dios es sólo creencia, sin ningún fundamento, ni el más
mínimo, pero sobrevive debido a que los menos ciegos de ustedes también tienen
mucha ceguera, mucha increíble incapacidad para entender las cosas. Y también
por eso sobrevive la injusticia y todos nuestros demás problemas ahora ya evitables–, que las cosas no tienen sentido –porque sentido sólo lo hay en donde hay inteligencia, en
donde hay voluntad, en donde hay idea, y eso sólo lo hay en seres que son como
nosotros o en seres que son como los perros–,
que en ustedes todos las cosas están distorsionadas: en ignorancias profundas y
en conocimientos incoherentes, es decir, conocimientos muy ciegos ante los
asuntos más primarios –más inmediatos, más
determinantes– de las cosas: la estupidez
humana y la terribilidad de la naturaleza), ubicadas,
ordenadas: para empezar no son obra de nadie, de nada (no son obra de ningún Dios, porque Dios es una cosa que los
humanos han inventado. Pero esa invención siempre va a ser, cuando haya
humanos, cuando las cosas lleguen hasta humano, y también va a ser todo lo
demás que tienen ustedes hoy, aunque sean tonterías o conocimientos como de
ciegos, o aunque sean las peores bestialidades o una buena voluntad como de
ciegos), simplemente son (hay ser), naturales, es
decir solas, es decir sin causas (la realidad no
tiene causas, la realidad es, siempre hay realidad), sin propósitos (porque no
las creó nadie, nada, no fueron creadas con idea, por algo que tenga idea,
ideas. Y eso nos deja a nosotros sin nada, sin futuro. Pero por lo pronto hoy
hay una tarea: empezar a arreglar el mundo de los humanos, quitarle las
mentiras, las irresponsabilidades, las injusticias, y empezar a quitarle las
desigualdades). Y todos los que tienen ojos
pueden ver a las cosas, pero los perros no ven mucho, y hoy ustedes tampoco ven
mucho (la mayoría de ustedes hoy ve Dios –o cosas como ésa: ovnis, astrología, brujerías,
fantasmas–, y el resto de ustedes hoy ve desde
filosofía o desde ciencia).
Nosotros
los humanos surgimos de la evolución de la vida (y no sólo descendemos de los “monos” –nosotros los humanos somos monos, es decir, primates, un
orden de la clase de los mamíferos que empezó a ser hace como 65 millones de
años, una vez que, como consecuencia de la caída de un meteorito, se
extinguieron los dinosaurios y los mamíferos pudieron empezar a diversificarse,
y actualmente hay 449 especies de primates, entre ellas 99 especies de lémures,
5 especies de babuinos, 2 especies de gorilas, 2 especies de chimpancés, y la
especie, en realidad subespecie, Homo sapiens sapiens, o sea nosotros, los
humanos, los humanos del planeta Tierra, esa especie animal que tuvo las
condiciones para llegar hasta humano, hasta entendimiento de tipo humano, un
tipo de entendimiento que va más allá del entendimiento de tipo perro. Los
humanos descendemos de una de las líneas evolutivas de los primates y nuestros
parientes vivos más cercanos son los chimpancés, pero los chimpancés y nosotros
somos los productos últimos de 2 sublíneas diferentes, de 2 géneros diferentes.
Los chimpancés y los bonobos son lo único que sobrevivió del género Pan, y
nosotros somos lo único que sobrevivió del género Homo–, sino también de los reptiles –de una línea de ellos que a través de reptiles
sinápsidos terápsidos cinodontos, y mucho ramaje evolutivo más, dieron origen a
los mamíferos hace como 225 millones de años. Y los reptiles saurópsidos dieron
origen a las otras derivaciones de los reptiles, o sea a los reptiles actuales,
y a los cocodrilos, y a las tortugas, y a los dinosaurios, y a las aves. Y mamíferos
son los ornitorrincos, y las vacas, y las ballenas, y los ratones, y mamíferos
somos nosotros, y los demás “monos”. Y a ver si poniéndolo de este modo los que
se creen descendientes de Adán y Eva pueden empezar a ver más claras las cosas:
Nuestros primos en primer grado son todos los demás primates, no sólo los
chimpancés o los gorilas o los orangutanes. Nuestros primos en segundo grado
son todos los demás mamíferos, exceptuando a los mamíferos primates. Nuestros
primos en tercer grado son todos los demás reptiles, exceptuando a los reptiles
mamíferos. Nuestros primos en cuarto grado son todos los demás tetrápodos,
exceptuando a los tetrápodos reptiles, y tetrápodos no reptiles son los
anfibios, como las ranas. Nuestros primos en quinto grado son todos los demás
peces, exceptuando a los peces tetrápodos, es decir a los peces que cambiaron
sus aletas por 4 apéndices: 2 patas y 2 brazos en nuestro caso, o 2 patas y 2
alas en el caso de las aves, o 4 patas, en el caso de casi todos los demás
“cuadrúpedos”. Nuestros primos en sexto grado vendrían siendo los 34 demás
filos de animales, exceptuando al nuestro, al filo de los cordados. Nuestros
primos en séptimo grado son las plantas y los hongos y los protistas, y hongos
son los de comer y los del pie de atleta, y protistas son las algas y los
protozoarios, y protozoarios son las amibas. Nuestros primos en octavo grado
son las bacterias y las arqueas. Nuestros primos en noveno grado son todos lo
demás seres vivos, o semivivos, como los virus. Y nuestros primos en décimo
grado son todas las demás cosas que no tienen vida, es decir toda la demás
materia que no es como esa cosa a la que llamamos vida–, y de los peces –de una
línea de ellos que hace como 385 millones de años empezó el proceso que la
llevó a colonizar la tierra seca y dio origen a sapos y a culebras y a
dinosaurios y a pollos y a mamíferos. Una tierra seca que ya había sido
colonizada, por las plantas, y por los arácnidos, y por los insectos. La vida
empezó en el mar. Y arácnidos actuales son los escorpiones y las garrapatas, e
insectos actuales son las moscas y las hormigas. Y los arácnidos y los insectos
son artrópodos, del filo de los artrópodos, y los camarones también son artrópodos,
y los peces son del filo de los cordados. Nosotros, y los chimpancés, somos
homínidos, y primates, y mamíferos, y cordados, y animales, y estamos formados
por células eucariotas, como las plantas, y los hongos, y los protistas. Y las
bacterias están formadas por células procariotas, y los virus ni a célula
llegan–, y de las bacterias y de las arqueas –de algunas de ellas, que se fusionaron y dieron origen a
las células eucariotas. Y hubo un tiempo en que existió un antepasado común de
toda -o de la mayor parte de toda- la vida terrícola actual–,
y de las estrellas –porque los elementos
químicos necesarios para que se pueda dar eso que llamamos vida se producen en
la evolución de las estrellas, y de restos de estrellas anteriores se formaron
el Sol y su familia: planetas, satélites de planetas, y millones de asteroides,
y billones de cometas. Y en la Tierra han caído asteroides y cometas, uno de
ellos fue el que aniquiló a los dinosaurios, pero actualmente ya no caen tantos,
porque los escombros de “allá arriba” ya se han estabilizado, un poco, y en
caso de que alguno de ellos de gran tamaño se dirigiera hacia nosotros, ya
podríamos hacer algo para defendernos, los gringos ya podrían hacer algo, pero hasta
hace 40 años aun no podíamos defendernos, estábamos tan indefensos como los
dinosaurios. Y por suerte cerca de nosotros no ha explotado, ni va a explotar,
en el corto plazo, alguna supernova o alguna hipernova, porque contra la
radiación gamma de ellas no tenemos defensa, el único peligro conocido hasta ahora
es Eta Carina y no sabemos qué tanto podrá afectarnos cuando explote -y en caso de que afecte
un poco, el Hemisferio Sur del planeta sería el más afectado-, o cuando su radiación nos llegue, en caso de que ya
haya explotado, está como a 7 500 años luz de nosotros -es decir, la Eta Carina que hoy estamos viendo es la Eta
Carina que era hace como 7 500 años-, o sea
como a 70 000 000 000 000 000 de kilómetros -la
luz viaja a casi 300 000 kilómetros por segundo, y los rayos gamma viajan también
a esa velocidad-. Las supernovas son
estrellas que tienen más de 9 veces la cantidad de materia que tiene el Sol, y
las hipernovas son estrellas que tienen más de 100 veces esa cantidad, y el Sol
tiene más de 332 000 veces la cantidad de materia que tiene nuestro planeta. Y el
Sol nunca va a explotar, el Sol terminará su ciclo -sus procesos, su “vida”- como enana negra, pero
antes de eso será una gigante roja y puede ser que se trague a la Tierra, pero
aunque no se la trague la volverá inhabitable, la calentará a tal extremo que
el agua se evaporará, el agua de los mares, el agua de los ríos, el agua
almacenada, el agua de nuestros cuerpos…–), una vida que sólo puede llegar a cosas que son como los
perros (y aquí están incluidos los chimpancés,
y los insectos, y las plantas, y las bacterias, y los virus) y a cosas que son como los humanos (y no siempre llega hasta humanos, pero puede llegar, aquí
estamos nosotros como muestra). Y la vida
pertenece a unas cosas que no tienen inteligencia más que en algunos de los
seres que tienen vida. Y no siempre hay humanos, y no siempre hay vida, pero
siempre hay cosas (y la principal relación que
se hace en las cosas es cuando en las cosas hay cosas como los humanos, esos
humanos son los que les dan a las cosas Dios, y filosofía, y ciencia, y
política).
No hay cosas como los espíritus, no hay
cosas como eso que casi todos los humanos conocemos como Dios
(creamos o no creamos en ello), cosas con nuestras características (de pensamiento, de entendimiento, de voluntad, de inteligencia), pero sin nuestro límite corporal. Y ojalá hubiera Dios,
pero el problema es que Dios no es, y luego, el problema es que por los
procesos de las cosas la mayoría de ustedes crea en algo que no es, y luego, el
problema es que los procesos de las cosas hagan que los pocos de ustedes que no
creen en Dios no logren ubicar a las cosas y que por eso ustedes todos estén
atrapados en las cosas, incoherentes, con una capacidad de pensamiento mayor
que la del perro, pero ajenos a las cosas, igual que los perros (aunque ustedes sepan algunas cosas, pero también los perros
saben algunas cosas). El problema de Dios es
que es como del mundo al revés, porque va en contra del conocimiento, porque va
en contra del sentido común, porque va en contra de la cordura, pero el
problema es que en todos ustedes (no sólo en los
que creen en cosas como Dios) eso del
conocimiento y del sentido común y de la cordura está increíble, como
sonámbulo, torcido. Y yo también creía en Dios, y hubo un tiempo en que toda la
humanidad creía en Dios, o en dioses, pero eso se da en la infancia, en la
infancia individual y colectiva.
Sólo hay 3 tipos diferentes de cosas: cosas
como las piedras, cosas como los perros y cosas como nosotros. Pero en nosotros
(en el entendimiento que hay en nuestros cerebros)
hay diferencias (por
ahí dicen que cada cabeza es un mundo), pero
ninguno de ustedes ha podido saber las cosas. Y si yo sé todo esto que estoy
diciendo (y ya puedo probar todo lo que estoy
diciendo, porque ya pude meter a todas las cosas en la disyuntiva de si hay
Dios o si no lo hay, ya pude meter todas las cosas en un Dios que es sólo
ignorancia, y en unas cosas que al no tener Dios –un Creador– no tienen ningún sentido –porque no fueron creadas por alguien o por algo, porque
sólo hay inteligencia o voluntad o idea o propósitos en seres como nosotros o
en seres como los perros, y ni seres como nosotros o seres como los perros
crearon todo lo que hay–. Lo único que podría
tirar a esta disyuntiva sería que Dios fuera, pero ¿cuál Dios?, ¿cuál de todos?,
¿el católico?, ¿el protestante?, ¿el de los de La Luz del Mundo?, ¿el de los
Testigos de Jehová?, ¿el de los mormones?, ¿el de los judíos?, ¿el de los
musulmanes?, ¿el de los bahais?, ¿el de los sijs? –y el de los hinduistas y el de los jainistas se parecen
un poco a éste–, ¿el de los parsis?, ¿o
cualquier otro de los que actualmente son?, ¿o alguno de los que han sido, pero
que hoy ya no son?, y la mayor parte de los budistas no cree en alguna especie
de Dios –pero algunos budistas sí creen en
una especie de Dios, porque hay escritos del budismo en donde se dice que ha
habido tantos budas como las arenas del río Ganges y que cada uno de esos budas
ha presidido casi incontables millones de años sobre su propio mundo búdico–, pero cree en un mundo sobrenatural –y los deístas creían en una especie de sobrenaturalidad,
y los panteístas también, y la mayor parte de los masones también, y todavía
creen, porque todavía hay masones, por muy a payasada que hoy en día eso pueda
sonar, porque se supone que los fundamentos de las creencias de los masones son
más intelectuales, pero no, las raíces de los masones de hoy en día son las
mismas que las de cualquier religión de hoy en día: una increíble ignorancia,
porque hubo un tiempo en que la masonería no era una increíble ignorancia, era
ignorancia, pero no increíble, y hubo un tiempo en que para la religión
aplicaba eso también, y hubo otro tiempo en que la religión era lo que es: ignorancia,
pero nadie lo sabía, era como el mundo en el que viven los niños, aún hoy,
cuando somos niños vivimos en un mundo propio, hecho de ignorancias y
conocimientos, pero todavía no distinguimos dónde terminan unos y dónde
empiezan las otras, sólo con más años, con más experiencia, con más
conocimiento, somos sacados de eso, pero ninguno de ustedes se ha salido
completamente de eso, y la mayoría de ustedes nunca se sale ni siquiera de lo
más burdo de eso–. Y muchos de los cristianos –los protestantes, los Testigos de Jehová– creen a ciegas en la Biblia, porque la creen palabra de –su– Dios, pero la Biblia
es una colección de infantilismos –pero
infantilismos peores que el de Adán y Eva, infantilismos como ése de que hubo
una vez que el Sol se detuvo, o como ése otro de que hubo una vez que el Sol
retrocedió–, anacronismos –no había caldeos en los tiempos en que supuestamente
Abraham vivió en Ur de los caldeos, no había filisteos en los tiempos en que
supuestamente Abraham vivió en Canaán…– y
contradicciones, la Biblia es sólo entendimiento humano, el entendimiento que
algunos humanos tenían hace algunos miles de años, la Biblia empezó a ser
escrita hace como 3 000 años y fue concluida hace como 1 800 años –pero todavía hace como 1 800 años, Orígenes, uno de los “Padres
de la Iglesia”, decía que conocía más de 20 versiones de los evangelios–, pero no todas las biblias son iguales, la Biblia de los
protestantes y la Biblia de los Testigos de Jehová está compuesta de 66
“libros”, pero la Biblia de los católicos tiene más libros, y la Biblia de los
ortodoxos tiene más, y la Biblia de los coptos etíopes tiene aún más –pero la Biblia de los protestantes y la Biblia de los
Testigos de Jehová no es la misma, no dicen lo mismo, porque la Biblia que
utilizan los Testigos de Jehová es una versión de ellos y está muy adulterada,
como por ejemplo cuando dicen que Jesús no fue crucificado en una cruz, sino en
un poste, y la Biblia que más utilizan los protestantes que hablan español es
la versión Reina-Valera, y también los mormones que hablan español utilizan la
Reina-Valera, y la Reina-Valera tiene perlas como ésa de poner acepción en
donde debe decir excepción, pero los creyentes en Dios sólo están
semialfabetizados, por eso es que pueden creer en todas las cosas en las que
creen, aunque sean cuentos tan tontos, como ese cuento de los mormones de que
los indios del continente americano son judíos y que si hoy tienen esas caras y
esos cuerpos es porque Dios maldijo a la mitad de esos judíos, para que fueran
repugnantes a la otra mitad que siguió siendo blanca y “sumamente bella”, pero
que con el tiempo los de la piel oscura exterminaron a los blancos y sumamente
bellos y que por eso cuando los europeos “descubrieron” América ya sólo
encontraron indios–, y muchos libros de la
Biblia –como los de Esdras y Nehemías, o
como algunas de las cartas atribuidas a Pablo–
son la combinación de varios escritos y tienen
frases intercaladas –y sin contar los
errores que se producían al copiar los textos a mano, antes de que tuviéramos
imprenta–, el mejor ejemplo de eso es el libro
de Isaías, formado por escritos de muchos autores, que escribieron hasta con
más de 200 años de diferencia, pero los fundamentalistas cristianos –los protestantes, los Testigos de Jehová– no ven eso, y mucho menos ven que su Biblia es sólo la ampliación
de la “Biblia” judía –la Tanaj, o sea, lo
que los cristianos llaman Viejo Testamento, pero la mayoría de los viejos
testamentos de las biblias cristianas tiene más libros que la Tanaj, pero la
Tanaj también tiene su historia, la Tanaj es sólo el canon bíblico de un tipo
de judaísmo, dentro del judaísmo también hay, y ha habido, muchos cuentos
diferentes–, de unos judíos que no reconocen
todos esos cuentos –el Nuevo Testamento de
los cristianos– basados en el supuesto Mesías –es decir, Cristo– Jesús
de Nazareth) se lo atribuyo a la inteligencia
con la que nací (yo siempre fui el número 1 en
mis escuelas –nunca el número 2, los números
1 de otras escuelas conmigo siempre tuvieron que resignarse–, desde que tenía 5 años de edad, cuando no sabía qué había
eso –no encuentro otra forma de explicar la
inteligencia, no encuentro otra forma de explicar lo que en mí hizo la
diferencia, no encuentro otra forma de explicar por qué yo sí pude entender las
cosas, sin proponérmelo, sino que me fue inevitable caer en algo en lo que
ninguno de ustedes cayó, la inteligencia no es un asunto de “aplicación”, no es
un asunto de esfuerzo personal, ser siempre el número 1 no es por ser muy
aplicado, tener la boleta casi llena de dieces no es por ser muy aplicado, hay
una cosa llamada mucha inteligencia, que entre otras cosas incluye mucha
memoria, pero mucha memoria no siempre significa mucha inteligencia, ahí están
muchos autistas como ejemplo, asombrosos para los cálculos matemáticos, pero
casi tarados para muchas otras cosas–, pero luego
ustedes crecen –y ya no se acuerdan de
cuando comparados conmigo todos eran más burritos. Y no es que yo sea la octava
maravilla, también se me van muchas, pero lo que tengo fue suficiente para
poder salir de las ataduras en las que están ustedes todos, y eso revalida la
diferencia que hubo siempre entre yo y mis casi iguales, porque por saber más
fui adelantado un año, pero ni siquiera niños mayores que yo pudieron conmigo–, y todos se creen muy sabios, y para todo tienen opiniones,
pero afortunadamente ya puedo callar todas sus opiniones, sus opiniones en
medio de tanta ignorancia, sus opiniones en medio de tanta maldad, sus
opiniones en medio de las esclavitudes en las que estamos sujetos. Y yo sé que
estoy enfrentándome a cosas naturales, y el entendimiento es una cosa muy diferente
a todas las demás cosas –pero también el
fenómeno de la vida es una cosa muy diferente a todas las demás cosas que no
alcanzan esa categoría–, pero es una cosa
natural, pero en ustedes todos está casi en su peor forma posible –porque los perros también tienen un entendimiento
limitado, tonto, pero no llegan al grado de enredar las cosas, como sí lo hacen
ustedes, como sí se hace en ustedes, acuérdense de que los perros y nosotros sólo
somos, y hemos sido, y vamos a ser, en los modos de ser que para nosotros hay
en las cosas–: secuestrado, en confusión,
creando y sosteniendo mal, modelando vidas, destinos, infelicidad. Y tengo que
señalar todo lo que ustedes no pueden ver, como eso de la fealdad. Hace
millones de años todos los humanos eran feos, pero en la evolución fueron
embelleciéndose, fue un proceso de selección –como
ahora–, la belleza atrae, pero la naturaleza no
es perfecta, todavía hay muchos humanos feos. Pero que ahora los bonitos no
entiendan las cosas, que no se pongan en los zapatos de los feos, que no
entiendan cómo está eso de la belleza y de la fealdad y de los males que
provoca la fealdad, que no entiendan que ya estuvo bien de tanto sufrimiento –ya se han pagado precios, todo lo que hoy es ya ha sido
pagado, pero el problema es que la naturaleza no escatima el dolor, el daño, pero
ella no es alguien, ella es sólo un conjunto de cosas, el conjunto de todas las
cosas, unas cosas naturales, pero así es esto, nos guste o no, sea justo o no, y
ha sobrevivido lo mejor, lo más fuerte, lo más bello, lo más apto, pero la
naturaleza no es perfecta, sólo tiene tendencias, tendencias modificadas por
los azares, es decir, las circunstancias, y por eso no todo lo que ha
sobrevivido es fuerte, bello, apto– causado por
una naturaleza ciega y por unos humanos hasta hoy ciegos. Cada humano –y también cada perro– es
sólo el producto de la unión de un óvulo con un espermatozoide –unos óvulos y unos espermatozoides que en potencia
tienen la posibilidad de hacer que se produzcan millones de seres diferentes, y
no todos pueden ser, sólo uno, o algunos, que cuando sean van a ser su ser,
como quiera que éste sea–, ahí se produce el
ser, y el ser es, siente, ve, desea, pero la naturaleza no es pareja, los
humanos tienen muchos problemas: de fuerza, de belleza, de salud, de identidad
sexual… y ese ser tiene que soportar, como si el ser fuera voluntario,
responsable, culpable, como si uno fuera culpable de ser débil, de ser feo, de
haber nacido con síndrome de Down, de haber nacido con problemas de identidad
sexual –y entre ustedes hay el asunto de que
si los homosexuales nacen o se hacen, y la mayoría de ustedes dice que se
hacen, pues no, todo lo nuestro no es nuestro, es naturaleza, de la naturaleza,
aquí nada ni nadie puede hacer, producir, inventar, sólo somos lo que puede
ser, la naturaleza no es perfecta, no hay una fábrica de seres humanos en donde
todos salgan igualititos, y no me refiero a las caras, sino a los cuerpos: a
las huellas dactilares, a las líneas de las manos, a la distribución de las
venas que se nos pueden ver a través de la piel, a los iris de los ojos, a los
genitales, a su tamaño, a su perfección, a su misma exactitud en todos, en
todos los hombres, en todas las mujeres, si hay homosexualidad es por la
naturaleza, y la homosexualidad latente es muchísimo mayor que la conocida, por
los demás, o sólo por el portador, la homosexualidad latente llega hasta los
límites de la ambigüedad sexual...–. Y además
están los problemas añadidos por los humanos, como los problemas que causa el
dinero, dinero que también puede comprar belleza, belleza que por dinero se
prostituye: lo peor es ser feo y pobre) y al
tiempo en que nací. Los humanos no tenemos ningún mérito ni ninguna culpa de
haber nacido bellos o tontos, o de haber nacido hoy o hace 10 000 años, los
humanos somos sólo posibilidades, circunstancias. Y de acuerdo a posibilidades
y circunstancias se le hace un ser individual a cada ser humano, y también a
cada perro. Pero lo que más determina a los humanos es su nivel de inteligencia
(pero algo raro pasa con la inteligencia de ustedes,
porque los niveles de entendimiento de ustedes están muy bajos, lo digo por lo
muy ciega que está la mayoría de ustedes –y
por eso viven un mundo en donde hay Dios y demás cosas raras, como los ovnis o
como la astrología–, lo digo porque los que no
están tan ciegos tampoco ven mucho. El problema está en ustedes todos, en las
capacidades de ustedes todos, el problema es tan profundo que aun sus más altos
niveles de inteligencia están como ciegos ante los asuntos que tienen frente a
sí: el mundo, la vida, los problemas –y los
que creen en Dios podrán ser muy buenos, pero no tienen mucho entendimiento, un
entendimiento que depende mucho de la inteligencia–. Y afortunadamente ya puedo probar todo lo que digo, porque
si no, yo tendría más problemas que los que tengo, al estar en contra de –todo lo de– ustedes
todos, de todo lo que conocen ustedes todos, de todo lo que entienden ustedes
todos, de todo lo que piensan ustedes todos, de todo lo que viven ustedes todos)
y el conocimiento adquirido (y el conocimiento que hay hoy a la disposición de
cualquiera de ustedes es muchísimo, aunque esté corto o desviado, pero lo que
se ve en ustedes todos es que no pueden salirse de cauces, de los cauces en que
están hoy encerrados, sean conocimientos –cortos
o desviados– o tonterías. Y entonces, el factor
principal es la inteligencia, la inteligencia es personal, el conocimiento no,
el conocimiento está a la disposición de cualquiera, pero hacía falta una
inteligencia suficiente que pudiera ir más allá de lo que hacen los mejores de
ustedes: sólo repetir los conocimientos disponibles, para ustedes, para el
mundo ustedes, conocimientos que no ponen en peligro al mundo ustedes, a la
ceguera inimputable del mundo ustedes), ahí
está la diferencia principal que hoy hay entre nosotros. Y todos nacemos sin
saber nada, y al principio la humanidad terrícola no sabía casi nada. Dios y el
no saber son de las infancias.
Y el máximo conocimiento que ustedes
tienen (la filosofía
materialista y la ciencia) hoy (hoy que ya no
estamos desnudos o con taparrabo) está muy
raro (en su lado filosófico materialista no
avanza mucho, y en su lado científico sí avanza mucho, muchísimo, pero el
conocimiento científico es conocimiento desviado, el conocimiento científico es
conocimiento, pero es conocimiento ciego, sólo sirve para conocer al universo,
pero no entiende a la realidad, es decir, no entiende al sustrato donde el
universo es –la respuesta de las cosas no
está en el universo, el universo es sorprendente, pero es limitado, y sus
límites están en que no es de inteligencia, de idea, de voluntad, que no fue
creado por algo, para algo, que es sólo físico, de leyes físicas, la ciencia
sólo estudia cosas físicas, no estudia cosas más complicadas, no se da cuenta
de cosas más complicadas, no se da cuenta de que las cosas son más complicadas–, una realidad que tiene 2 componentes; la realidad misma, y
el pensamiento, que es parte de la realidad, pero que altera a la realidad,
como hoy en ustedes todos. Y poco a poco ustedes fueron metiéndose en esos
mundos en que hoy ustedes todos están encerrados, y esos mundos en que hoy
están ustedes son mundos que hay en las cosas, son parte del menú de las cosas,
igual que los mundos de los perros. Los mundos que ustedes y los perros viven
son de una naturaleza ciega, sorda, muda, inconsciente, una naturaleza
inconsciente en la que puede surgir la conciencia, conciencia como la de
ustedes, conciencia como la de los perros), es
conocimiento (pero no les ha servido para
conocer la realidad, porque está irreal, y se ha enquistado, está acomodado en
inercias increíbles, por asuntos de origen, porque hace millones de años los
humanos no sabíamos casi nada, y porque cuando nacemos no sabemos nada y el
mundo nos es enseñado, y así las formas son reproducidas, perpetuadas. Y si
alguien logra romper todo eso no va a ser por voluntad, sino por procesos, por
procesos de acumulación de conocimientos –aunque
sean conocimientos muy cortos o desviados, como los de ustedes–, y por procesos de inteligencia, pero para eso hace falta
que alguno nazca con una inteligencia suficiente que –aprendiendo lo que en su día hay para aprender, o sea,
un montón de creencias y de conocimientos muy cortos o desviados– pueda darse cuenta de que ustedes todos están ciegos,
ignorantes, y de ahí ya sólo es cuestión de tiempo para que él desenrede las
cosas), pero no conoce la realidad (o naturaleza, o mundo, o ser). Y la filosofía es conocimiento, y pensamiento especulativo (filosofía es el afán de saber, para entender, la realidad.
Y ustedes llegaron a los 2 tipos de filosofía que puede haber: filosofía
idealista –y aquí la palabra idealista viene
de Idea, una especie de Espíritu, y también hay filosofía idealista dualista,
en donde sí se reconoce a la materia, pero subordinada a la Idea– y filosofía materialista –basada
en una realidad material, los espíritus no existen. Y la ciencia opera dentro
de un universo material, pero la ciencia casi no entiende materialidad, y la
filosofía materialista entiende un poco más, pero no mucho, el mejor ejemplo de
eso es el marxismo–. La filosofía materialista
no ve que los problemas humanos se deben a estupidez y a terribilidad, a
estupidez –es decir, tontería, es decir,
ignorancia, que llega hasta maldad– humana y a
terribilidad de la naturaleza, a la que pertenece la estupidez humana, una
estupidez que los humanos siempre va a tener, como hasta hoy nosotros, una
estupidez inevitable. Y desde que yo tenía 16 años de edad me di cuenta de la
estupidez y de la terribilidad, pero ustedes no las ven, y también me di cuenta
–a los 17– de
que ustedes no veían. Y lo que ahora estás leyendo es la explicación de una
naturaleza que tiene mucha terribilidad –mucho
daño–, terribilidad que llega hasta la falta de
sentido de esa naturaleza, terribilidad a la que pertenecen la estupidez y las
incapacidades de ustedes). Y la ciencia es conocimiento
fundamentado (ciencia es el conocimiento basado
en el método científico, es decir, en pruebas y más pruebas. Y todo lo que
alcanzamos a mirar forma parte de un universo, y la ciencia ha podido darse
cuenta de muchísimas cosas de ese universo –un
universo que tiene miles de millones de galaxias, una de esas galaxias es la
nuestra: la Vía Láctea, que tiene más de 100 000 millones de estrellas, una de
esas estrellas es nuestro Sol, alrededor del cual gira nuestro planeta Tierra,
y alrededor de la Tierra gira la Luna. Y la ciencia también ha podido darse
cuenta de que la Luna y la Tierra y el Sol y la Vía Láctea y el universo actual
no siempre han sido, y probablemente algún día no serán, pero de todas formas
dentro de algunos cientos de millones de años el planeta Tierra ya no será
habitable, porque el Sol seguirá su evolución estelar y la afectará, y el
universo también es dentro de una evolución, el universo actual empezó a ser
hace como 13 800 millones de años, y la galaxia Vía Láctea empezó a formarse
hace como 13 400 millones de años, y el Sol empezó a ser hace como 4 600
millones de años, y el planeta Tierra empezó a formarse hace como 4 540
millones de años, y la Luna se formó hace como 4 500 millones de años, como
consecuencia del choque de la Tierra con un protoplaneta del tamaño del planeta
Marte, y la Luna mide 3 474 kilómetros de diámetro, y el planeta Marte mide 6
794 kilómetros de diámetro, y el planeta Tierra mide 12 756 kilómetros de
diámetro, y el Sol mide 1 392 000 kilómetros de diámetro, y la Vía Láctea mide
como 1 419 000 000 000 000 000 de kilómetros de diámetro, y el universo actual mide
como 880 000 000 000 000 000 000 000 de kilómetros de diámetro. Y la Luna
podría caber casi 50 veces dentro de la Tierra, y el planeta Marte podría caber
más de 6 veces dentro de la Tierra, y la Tierra podría caber más de 1 300 000
veces dentro del Sol, dentro del Sol actual, porque en un tiempo futuro el Sol será
más de 16 millones de veces más grande, pero algún día terminará como del
tamaño de la Tierra, y el volumen del universo actual es más de 250 000
octillones de veces el volumen del Sol actual, y un octillón es un 1 seguido de
48 ceros–, pero la ciencia no se da cuenta de
la estupidez, de las incapacidades y de la terribilidad que dominan sobre un
universo, que definen al universo, que marcan al universo, que enmarcan –que limitan, que lo limitan, al dejarlo sin sorpresas,
sin monstruos peores que nosotros y las ignorancias de ustedes todos– al universo, estupidez, o incapacidades, en que están
ustedes todos y que por eso no han podido entender al universo, terribilidad
del universo que llega hasta la falta de sentido del universo). Y la mayoría de ustedes no entiende ni filosofía
materialista ni ciencia (y no se engañen, la
mayoría de ustedes no tiene mucho conocimiento, y a lo más que llega esa
mayoría de ustedes es a medio entender algo del conocimiento corto o desviado
que hay disponible para los que están en la etapa en que están ustedes hoy, el
problema del conocimiento de ustedes es que se les superespecializa en
conocimiento científico, pero el problema de ustedes es más profundo, ustedes
están viciados de origen, el problema está en las increíbles incapacidades –naturales, inimputables– de
ustedes todos que no les permite ver al mundo, es decir, a lo que tienen
enfrente, y hubo un tiempo en que nosotros estábamos casi como perros –igual de inconscientes, en la misma inconsciencia–, pero eso no es hoy, ni era hace 4 420 años –en tiempos de Urukagina–,
o hace 2 550 años –en tiempos de Heráclito–, el problema es que en las cosas hay modos, moldes, caminos,
y por eso los que de ustedes logran entender más del mundo sólo tienen al
conocimiento científico –o a la especulación
filosófica, una especulación filosófica que hoy en día es sólo cosa de ciegos,
en el mejor de los casos, o cosa de payasos, en el peor de los casos, porque
los caminos ya están muy trillados y ya sólo del lado de la ciencia es por donde
ustedes podrían seguir acrecentando su conocimiento, y también seguirían acrecentando
su tecnología, porque la tecnología viene aparejada con el conocimiento
científico, pero en lo demás ustedes no se mueven, porque lo que es el mundo para
ustedes todos es propio de seres muy atrapados en las cosas, igual que los
perros, porque si ustedes conocieran en realidad, si ustedes entendieran,
entonces desde hace cuánto que ustedes hubieran entendido más de lo que hasta
hoy han entendido, y ustedes solos hubieran llegado a lo que está en esta hoja,
pero así no funcionan las cosas–, a un
conocimiento científico propio de ciegos. El humano surge, y empieza a conocer,
a darse cuenta de las cosas, hasta que termina dándose cuenta de las cosas,
pero en ustedes el conocimiento se tuerce –conocer
es entender, conocer lleva a entender–, conocer
va muchísimo más allá que el conocimiento que tienen los niños –cuando somos niños–, ese
conocimiento de cosas reales muy básicas –cosas
muy obvias, como conocer, reconocer, rostros, lugares, símbolos…– mezclado con muchas cosas irreales –Dios, amiguitos imaginarios, ángeles, el “coco”…–, conocer es darse cuenta del mundo, conocer es darse cuenta
de cosas, como lo que en realidad es el Sol, pero no es tan fácil conocer lo
que en realidad es el Sol –durante millones
de años los humanos terrícolas no supimos lo que en realidad es el Sol, sólo hasta
después de que pudimos tener telescopios, allá por 1609, pudimos empezar a
saber la realidad del Sol–, pero antes que
poder conocer lo que en realidad es el Sol estaba lo que tenemos más a la mano:
la ignorancia, la injusticia, la desigualdad, la estafa, la farsa, la mentira…
y luego lo que seguía era arreglar al humano, y arreglarlo en justicia, en
igualdad, y darse cuenta de las dificultades de eso, de lo difícil que es eso,
de lo imposible que es eso, pero ustedes jamás pudieron llegar a tanto, a darse
cuenta de que el humano no tiene arreglo, pero aun y así había que hacer algo,
porque no podía dejársele al humano seguir en ese mundo natural, inconsciente,
como el de los perros: teniendo bien y mal, padeciendo bien y mal, teniendo
ignorancia, padeciendo ignorancia, y lo grave es que ustedes no sabían que
estaban en ignorancia, igual les pasa a los perros, o a las moscas, o a los
árboles, o a las piedras). Pero no hay culpas,
porque nosotros somos una cosa, y somos dentro de procesos (lo nuestro surge desde mundos como los que viven los
perros, y avanza, pero se estanca en unos mundos como los que hoy viven ustedes
todos, unos mundos ciegos, tontos, pero muy difíciles de desenraizar, de
enderezar), y lo más lejos que ustedes llegan
es por el lado de la filosofía materialista llevada hasta revolución (aun y con todas sus limitaciones revolucionarios como el
Che Guevara entienden un poco más de las cosas que científicos como Einstein, o
como Stephen Hawking, que actualmente es de los científicos metidos más a fondo
con las leyes básicas que gobiernan al universo y que ha sido muy explícito al
afirmar que no hay ningún Dios, pero hasta ahí llega la ciencia, no ve más –porque la ciencia investiga el universo, no lo que está
más allá del universo, es decir, la realidad, es decir, los problemas humanos
de todos los días: la injusticia, la desigualdad, la infelicidad, la mentira,
la ignorancia, los gobiernos…–, no ve ni
siquiera lo que veían los epicúreos –que
ante un universo material lo único que quedaba era tratar de vivir la vida lo
mejor posible, evitando el dolor–, mucho menos
ve lo que ven los mejores revolucionarios materialistas: la obligación de
construir una humanidad justa, igualitaria, libertaria) cuando intentan hacer sistemas sociales mejores (como los que intentaron los marxistas, o como los que
intentaron los anarquistas. Y los marxistas se fueron hasta una filosofía
materialista tan extraña, llena de determinismos –porque creyeron ver orden en las cosas–, y de dogmas –que dieron origen no
sólo al “marxismo-leninismo”, sino al “marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento
Gonzalo”–, que hasta se les convirtió casi en
una religión más. Y los anarquistas a lo más que llegaron fue a “ni Dios, ni
amo –es decir, patrón, rico–”), que terminan en
fracaso, en tragedia, como la URSS, como Cuba (y
tal vez hoy Cuba sea una farsa, o una tragicomedia, o una pesadilla, pero Cuba
es en lo que se convierten los mejores sueños de –los mejores de– ustedes, porque tal
vez la mayoría de ustedes pueda pensar que la vida que se vive en Estados
Unidos –o en Suiza, o en Suecia, o en
Dinamarca, o en Finlandia, o en Noruega– es lo
mejor que han creado los humanos –pero más
arriba ustedes no suben, porque más arriba ustedes se precipitarían hacia la
realidad de las cosas, y eso hubiera sido más por los caminos de Cuba que por
los de Estados Unidos, pero no la Cuba de hoy, sino la mejor Cuba, la que hubo
en algún momento de la revolución cubana, o de la revolución rusa, o de la
revolución nicaragüense, o de la guerra civil española, cuando algunos pobres
locos soñaban con cambiar al mundo, con arreglar al mundo, un mundo que
necesitaba, que necesita, ser arreglado, pero un mundo que sólo podía ser
arreglado no perdiendo de vista su materialidad, pero los justicieros que ha
entendido un poco jamás entendieron hasta dónde llega la materialidad: que
esto, todo, es sólo cosas, cosas sin sentido, y que sólo había eso, pero que
podíamos engañarnos con el bien, pero que el bien tenía que ser llevado hasta
su extremo: hasta la igualdad total, es decir, hasta una clonación. Pero
ustedes no podían darse cuenta de tanto, ni siquiera los de ustedes que han
manejado justicia y materialidad, porque todo lo de ustedes es como de oídas,
las cosas son más naturales: van a través de darse cuenta de los problemas
humanos, es decir, van a través de darse cuenta de en dónde están las causas de
los problemas humanos, es decir van a través de darse cuenta de que ustedes
todos están como tontos, pero para darse cuenta de eso había que tener la
capacidad de darse cuenta de eso, es decir, había que tener una inteligencia
que pudiera darse cuenta de algo tan obvio, pero obvio para la inteligencia,
pero ahí ya no han pasado ustedes, la inteligencia que ustedes tienen no ha
sido suficiente para pasar, por eso no saben qué es esta torturante lucha
personal de tener que entender todas las cosas para poder arreglar al mundo,
para vencer al mal, a la ignorancia, a la mentira, a los gobiernos, a los
dizque gobiernos, que dizque están gobernando, pero que sólo están siendo mal,
o cómplices descarados del mal. No es posible seguir en lo que ustedes están,
aun en sus más altos grados de conocimiento: la ciencia, aun en sus más altos
grados de entendimiento: la revolución de más conciencia, para poder no sólo
con los ricos, sino que los cambios llegaran hasta cambiar el corazón. Y no
hablemos de la casi total falta de entendimiento en que está la mayoría de
ustedes, y en el entendimiento está el hilito de las cosas, la clave de las
cosas, la llave de las cosas, desde el entendimiento se llega hasta todo, y yo
llegué hasta todo por el entendimiento tan tonto en que están ustedes todos. Y
todo es naturaleza, pero el entendimiento es tan especial, pero no el de
ustedes, hasta hoy, ni el de los perros–, pero
hoy todo lo de ustedes es de un entendimiento que no entiende la realidad, ni
siquiera un poquito, porque si ustedes entendieran –si los humanos no fuéramos unas cosas más, si no hubiera
esos mundos en los que están ustedes, en los que ustedes todos están encerrados
hoy: los mundos ustedes–, aunque fuera un poquito,
ustedes ya se hubieran precipitado hacia la realidad, ya conocerían la realidad,
y ya no serían nada de lo que son hoy, y yo no tendría que estar batallando con
terminar de decir completamente las cosas, a ustedes, que parecen ciegos, o
tontos, o locos, pero no, nosotros sólo somos lo que podemos ser, lo que la
naturaleza nos marca para ser, igual que a los perros). Y la mayoría de ustedes no tiene mucha conciencia, de
bien, de rectitud, de contención, de compromiso, de sacrificio, si aun entre
los revolucionarios a veces no hay mucha conciencia.
Lo más rescatable de ustedes es su
lucha por el bien, pero sólo muy pocos de ustedes han logrado ubicar un poquito
al bien, a la necesidad del bien, a la obligación del bien
(y yo salí de lo de ustedes, pero en algún momento
crucé un umbral que ninguno de ustedes ha podido cruzar, pero imagino que ya
antes había cruzado otros umbrales, todavía accesibles para algunos de ustedes.
Yo empecé como cualquiera de ustedes, pero poco a poco fui despegándome de todo
lo de ustedes, a los 7 años de edad empecé a dudar de los Reyes Magos –pero no perdí la fe en ellos sino hasta que tenía como
10 años de edad, todavía les di la oportunidad unos cuantos años más, y no sólo
los esperaba los días 6 de enero, los días 7 y 8 todavía yo revisaba muy bien–, y después empecé a dudar de Dios… y un día me di cuenta de
que ustedes todos estaban como ciegos). Y Dios
y bien no son sinónimos, porque hay muchos que creen en Dios que son malos, es
decir, hacen mal, es decir, causan daño. Y aquí entramos a los asuntos de bien
y mal, de bueno y malo, y en la naturaleza no hay bien ni mal, pero hay daño
(y si algún día los humanos somos juzgados será en
base al bien, en base al daño, que hayamos hecho, que hayamos permitido. No seremos
juzgados en base al conocimiento, porque el asunto del conocimiento depende de la
inteligencia con que hayamos nacido y depende de la época en que hayamos nacido.
Y el bien y el mal no dependen tanto del conocimiento, aunque entre más
conocimiento se tenga el bien será más real, más hacia la realidad del humano,
de los problemas del humano). Y ha habido
algunos humanos que no han creído en Dios, pero que se han preocupado por lo
más importante: por los demás, principalmente por los que sufren.
La
capacidad de pensamiento llega hasta el entendimiento de las cosas, pero antes
que eso tiene que entender al bien, pero increíblemente hoy ustedes están en la
situación actual: muy mal, llenos de mal. Y en los humanos las cosas
transcurren como están hoy en nosotros, con ustedes todos tan inconscientes de
sus mundos, como los perros están tan inconscientes de los suyos
(ustedes y los perros no ven las miserias, las
cadenas, las condenas. Y no sé a cuántos de ustedes ni se les ocurre utilizar alguna
especie de bidet, después de que se “limpian” con papel). Y entonces yo he tenido que aclararme todo (principalmente a las cosas del pensamiento, donde están perdidos
ustedes todos, los humanos somos pensamiento, y desde ahí vemos, pensamos,
entendemos, vivimos, somos. Y los perros también, pero en ellos todo esto es
más pequeño).
Y hoy hay una cosa a la que llamamos
democracia (una democracia que
intentó dar libertad. Y la idea de democracia pertenece a eso que ustedes
llaman política, en el mejor sentido de esa palabra: organizarse para vivir en
sociedad, en comunidad. Y esa política ustedes la fundamentan en sus ideas de
mundo, o sea, en su Dios, en su filosofía, en su ciencia. Y ustedes tienen
ideas políticas de izquierda e ideas políticas de derecha: algunos de ustedes
piensan en la justicia, en la igualdad, pero para todos –y tratan de hacer una sociedad en donde eso pueda ser
posible–, pero la mayoría de ustedes vive muy
embrutecida, y no se preocupa lo suficiente por los demás, ahí está la
diferencia principal entre izquierda y derecha, una izquierda y una derecha que,
como todo lo de ustedes, están muy revueltas. Y los mejores de ustedes están a
la izquierda –o hacia la izquierda–, y en la derecha también ha habido algo de buena voluntad,
pero es una buena voluntad basada en principios muy ingenuos, porque la
realidad desdice a Dios o a cualquier otra cosa como ésa), y en esa democracia hay elecciones, votaciones, para
elegir a los gobernantes, pero hasta hoy esa democracia ha sido, casi siempre,
sólo una farsa (porque se da en una humanidad
cuya mayoría está ignorantísima, y casi todos los gobernantes que han tenido
ustedes han compartido lo peor de esas ignorancias profundas –sus hechos lo manifiestan–: la mentira, la inconsciencia, la irresponsabilidad, la hipocresía. Y lo
peor es que eso que ustedes llaman gobierno no es ni siquiera de alguna especie
de semicordura –es decir, de una cordura no
peligrosa, una cordura que no los hubiera precipitado en la realidad, pero el
problema de la cordura es que llega hasta la realidad, por eso es que ustedes
jamás llegaron a la realidad, porque jamás estuvieron en una mínima cordura, es
decir en una mínima idea de lo que es el mundo–,
porque el organizarse para vivir la vida no debió de ser jamás en gobiernos –aunque al principio era inevitable que fuéramos
gobernados por la fuerza, porque veníamos de las manadas–, sino en reglas –no en
gobiernos de niños, de niños tontos, tontísimos–,
en bases mínimas para ser en sociedad, en la vida diaria, en un ser diario, en
el que hay que cubrir necesidades y para el que teníamos que organizarnos, para
desarrollar eso, esta vida que somos, eso único que somos: nuestra vida,
nuestro ser en vida, pero el
entendimiento en que están ustedes lo complicó todo, lo enredó todo, no están
en un entendimiento sencillo de perro, ni están en un entendimiento pleno,
están en ese terreno pantanoso del entendimiento que los pone en el mundo
ustedes, en un mundo como el de ustedes hoy –un
mundo tonto, y además malo, pero es lo mismo, de lo mismo: ignorancia–, hasta hoy. Y los mejores de ustedes no han creído en la
democracia, han creído en la revolución), farsa
que a veces ha llegado hasta el fraude (y sé
que la humanidad viene de cosas peores que la democracia, pero también sé que
la humanidad viene de la desnudez total. Sé que nada de lo de nosotros es
mérito o culpa nuestros, sé que somos sólo cosas, y que progresamos, aunque no
vayamos a ninguna parte). Y la democracia,
como todo lo de ustedes, es algo natural, normal, esperable, pero es de un
entendimiento en ignorancia, en ceguera, en incapacidad.
Todo lo que hoy tienen ustedes no está
bien (es normal, pero no
está bien), pero es lo que se tiene, es lo que
tenemos, es desde donde tenemos que partir para empezar a darle arreglo a
nuestro ser humano, lo que tenga que ser ese arreglo, hasta donde nos lleve ese
arreglo.
Y entonces, podemos utilizar las
próximas elecciones para hacer algo efectivo contra tanto mal que hoy tenemos,
y para eso hay que empezar por quitarle el mando a los que hoy gobiernan
(pero no gobiernan ellos, gobierna la naturaleza –los modos de ser de la naturaleza–, y de esa naturaleza son los leones y los virus, y los
perros grandes, que por distintas razones, principalmente historia –es decir, orígenes, es decir fuerza e ignorancia– e inercia, han podido someter a perros más chicos). Y afortunadamente hoy ya no estamos en tiempos en que
sólo había las armas como alternativa para enfrentar a los poderosos, unas
luchas armadas en donde han muerto tantos, sólo para llegar a este hoy de
simulación (pero así es esto, y así va a ser
siempre en este punto. Cada vez que haya humanos –cada vez que las cosas lleguen hasta humanos– van a ser así como somos nosotros, así como son ustedes. Y
ustedes creen que lo de ustedes es lo normal, pero lo de ustedes es sólo el
humano en un increíble y natural, normal, acomodo de sus capacidades. Pero como
la única voz humana que hasta hoy se ha escuchado ha sido la de ustedes, ya sea
que hablen desde Dios, o desde filosofía, o desde ciencia. O desde política), en esta cosa humana que se refina un poco, pero que sigue
muy burda, muy terrible, pero cuyo mal evitable ahora ya sólo está asentado en
ignorancia, y al menos contra la ignorancia sí podemos los humanos (pero no está fácil).
Y ojalá fuera tan fácil, sólo con
decir, no nos despiertes, déjanos seguir en la inconsciencia, como los perros,
pero los perros no están en un entendimiento increíble, en un ser increíble,
ficticio, de locos, ojalá ustedes fueran perros, viviendo en
(sus) mundos
inútiles, pero inmovibles, de los que no se les puede sacar, pero ustedes viven
en los mundos ustedes (todo lo que hoy viven
ustedes –todo lo que hoy tienen ustedes– no es de ustedes, es de los modos de ser de las cosas, el
mejor ejemplo de eso es lo que hoy son ustedes, que están como ciegos –todos, pero unos más ciegos que otros, pero los más
ciegos son la mayoría de ustedes–, porque no
entienden nada de lo que debían entender. Hay un mundo –o mundos– perro, hay un
mundo –o mundos– humano, pero dentro de ese mundo humano hay un mundo –o mundos– ustedes, y lo
de ustedes todos es lo que se es en ese mundo ustedes, así como los perros son
lo que se es en el mundo perro), unos mundos
no inmovibles, unos mundos ficticios, naturales (normales,
inevitables, hasta cierto punto, como ya hoy),
pero ficticios, porque son sólo de entendimiento torcido, porque ustedes sí
pueden ser movidos de ahí, de eso. Ustedes tienen problemas, tienen luchas
(principalmente luchas religiosas y políticas, y
tienen muertos, y las luchas religiosas son luchas de locos, y las luchas
políticas tienen sustancia, porque en lo político está involucrado lo que
realmente importa de la vida: la vida de todos los días, la felicidad o
infelicidad más cercanas, de este mundo, del único), tienen sueños (y también
tienen millones de inconscientes, y son la mayoría de ustedes, pero algunos de
ustedes tratan de hacer de este mundo un lugar mejor), tienen felices (han
tenido felices, han tenido felicidad, pero no creo que alguno lo haya sido
totalmente, completamente feliz, como niño, como perro, sería bueno
preguntarles a los perros, que no saben mucho, que no ven mucho, que no sienten
mucho, que no se preocupan por los demás, o que están tan “tontos” que se les
olvida –todo o la mayor parte de– lo desagradable. Pero ustedes tienen que ver todo, no sólo
hacia su felicidad, tienen que ver qué es esto, tienen que ver, saber, lo que
ha sido esto, lo que es esto, lo que seguirá siendo esto, hoy es sólo un
momento, y no siempre hay todo lo que hay hoy, no siempre hay vida, no siempre
hay humanos, y no siempre los humanos están como nosotros estamos hoy), tienen infelices, tienen violados, tienen suicidas,
tienen puerquitos valientes, tienen cerdos, muchos…. Pero el asunto es que todo
está amarrado, que hoy ustedes son todo lo que son porque no saben, y que no
pueden mejorar, pero mejorar en verdad, más que sus mejoras dentro de la
locura, manteniendo la locura, la tontería, manteniéndose dentro de esas
barreras de no cordura que ustedes no pueden traspasar, porque la realidad es
un paquete completo, del que ustedes no tienen nada, nadita. Hoy ustedes todos están
ignorantes completamente de la realidad, sabrán cosas (los pocos de ustedes que saben, porque la mayoría de
ustedes cree que sabe), pero no saben la
realidad, una realidad que a las cosas que son como nosotros no las deja ser,
no les deja ningún lugar para ser.
Todo lo nuestro (nuestro mundo, nuestro pensamiento, nuestro entendimiento,
nuestras capacidades, nuestras tonterías) es
sólo un molde que hay en las cosas. Esto que hoy somos nosotros otros ya lo han
sido (en otros planetas de este universo
actual, o de otros universos que hoy ya no son, y algún día este universo
actual no será –porque terminará, se
terminará, pero la realidad en la que se da ese universo es eterna–, porque él tiene –él
sigue– una evolución, todas las cosas del
actual universo están en movimiento), y otros
lo volverán a ser, una y otra vez (y siempre
tendrán una etapa de ignorancia como en la que están ustedes todos). Pero hoy ustedes ya pueden ver a las cosas (como en realidad son), y pueden
ver hacia atrás y hacia adelante, hacia los pobres humanos y pobres perros de
hacia atrás, y hacia los pobres humanos y pobres perros de hacia adelante. Ustedes
ya pueden ver la película de las cosas, unas cosas en donde sólo puede haber
cosas como nosotros, y cosas como los perros (perros,
chimpancés, delfines, cuervos, elefantes, ratones, cucarachas…), y cosas como las piedras (piedras, estrellas, agua,
excremento…).
Las cosas que son como nosotros son los
monstruos más grandes que hay en las cosas (porque aparte de cosas que son como nosotros sólo hay cosas
que son como los perros y cosas que son como las piedras, es decir, los perros
y las piedras no tienen sorpresas, es decir de los perros y de las piedras sólo
pueden salir actuaciones como de perros o como de piedras. De las cosas que son
como las piedras salen las cosas que son como los perros, y de las cosas que
son como los perros salen las cosas que son como nosotros, y de las cosas que
son como nosotros salen los enredos en que están ustedes), porque las cosas que son como nosotros son en las que
“es” (en
percepción –en ojos, en oídos, en tacto–, en pensamiento –en
conocimiento, en entendimiento–) más (porque en cosas como
los perros o las moscas también “es” el mundo) el
mundo (el mundo que es, el mundo que hay, lo
que existe, el ser, la naturaleza, las cosas, todo lo que es, todo lo que hay,
todo lo que puede ser, todo lo que puede haber),
el mundo que es (independientemente de si hay
cosas que pueden “ver” –conocer, aprende,
entender– al mundo).
Las cosas que son como nosotros
(las cosas que son lo que hoy somos nosotros) son los monstruos más grandes que hay en las cosas (no hay monstruos más grandes, no hay lugar para misterios,
no hay lugar para sorpresas, no hay lugar para cosas extrañas, las cosas más
raras serían las cosas sobrenaturales, y ésas no se ven más que en los cuentos
de los humanos, en los cuentos de la mayor parte de los humanos, o en los
cuentos de todos los humanos cuando somos niños, o en los cuentos de cuando la
humanidad era más niña. Y todavía desconocemos mucho del universo, o de los
universos, pero no hay sobrenaturalidad, sólo hay un entendimiento, tan
increíble en ustedes, que por eso es capaz de creer en tanta tontería, en
francas tonterías, en tonterías demostrables –pero
ustedes todos hoy están encerrados en mundos, pero no todos tienen el mismo
nivel de encerramiento–), porque las cosas que son como nosotros son las que pueden
ver (pensar, entender, enredar, deformar) más (porque los perros
también ven, pero ven –piensan, entienden,
enredan, deforman– menos) al mundo, pero ustedes no podían ver más de lo que hoy ven
(las cosas no son de voluntad, son de capacidades –pregúntenle a los perros, traten de hacer entender a los
perros, traten de sacarlos de ese mundo que ven, que viven–, y procesos –lo humano
por un largo tiempo se va por donde se han ido ustedes, por donde hoy están
ustedes–), hasta
hoy ustedes todos han estado más cerca de lo que ven (creen, piensan, entienden) los
perros (y ahí se les ha deformado el mundo, el
problema no está en el mundo –el mundo es
como es: “natural”: solo, eterno, insensible, no de pensamiento–, el problema está en el pensamiento, en el entendimiento, en
el entendimiento como hoy está en ustedes, en ustedes todos), pero así es esto (es
decir, el mundo, es decir, la realidad, es decir, la naturaleza, es decir, el
ser, es decir, las cosas), en esta cosa en
donde sólo puede haber cosas que son como humanos y cosas que son como perros y
cosas que son como piedras, en donde el ser último es como la piedra, una
piedra eterna, de la que sólo pueden salir cosas que son como perros y cosas
que son como humanos (perros y humanos que lo
más que pueden ser es ser testigos de la piedra, entendimiento de la piedra,
pensamiento de la piedra, ideas de la piedra, ojos de la piedra, palabras de la
piedra, ladridos de la piedra), una piedra
eterna que tiene sus modos, y la ciencia estudia a una parte de esa piedra
eterna (al universo), y la filosofía logró darse cuenta un poco de la piedra (de que la realidad es como de piedras, no de espíritus) y también logró darse cuenta un poco del pensamiento
(que puede surgirle a esa piedra eterna), del pensamiento de los humanos (un pensamiento que sólo puede venir a ser un espectador de
la piedra), pero la filosofía jamás logró
darse cuenta de ustedes (del pensamiento de
ustedes, del mundo de ustedes, del mundo que ven ustedes), ni de los perros (del
pensamiento de los perros, del mundo que viven los perros, que los perros viven
lo que entienden, igual que ustedes. Y los de Dios de qué se dieron cuenta, si
eso no es, no existe. Y la política es una mezcolanza de ciencia, filosofía y
Dios, es decir, de conocimiento limitado e ignorancia, y de maldad, y de bondad.
¿Y por dónde ustedes pueden entender, a través de la ciencia, a través de la
filosofía, a través de Dios, a través de la política?, ¿por dónde los hago
entender a ustedes?, entender esta vida que viven, esta vida humana de tantos
problemas, que tienen nombres y apellidos).
Y lo que menciono en este ensayo puede
parecer increíble, pero lo increíble es el estado en que hoy están ustedes
(ustedes, ustedes todos, tanto los más ignorantes como
los menos ignorantes, tanto los más malos como los más buenos), porque
hoy (hoy que ya no somos los mismos de hace 6 millones
de años, cuando los procesos de las cosas hicieron que en cierto animal
empezara esto que hoy somos nosotros, esto en que hoy estamos nosotros) ustedes viven un mundo más parecido al
mundo que viven los perros que a lo que debían ser (dadas las capacidades que ustedes tienen, dadas las
capacidades que en humano se tienen), y por esa razón hacer que ustedes entiendan las cosas no es fácil, es
casi como si de repente a los perros se les quisiera hacer entender el mundo (decirles que ese mundo que viven es de tontos, de sucios,
de necios, de ignorantes, de ciegos, pero no, es sólo de perros, para perros,
para el entendimiento que tienen ellos. Y el mundo que hoy tienen ustedes es
sólo del entendimiento que hoy tienen ustedes, que hasta hoy han tenido ustedes,
que hasta hoy han podido tener ustedes, por cosas de la naturaleza, así como a
los perros la naturaleza los pone en eso, en eso que llamamos perros, y ustedes
se llamaban a sí mismos humanos, y –algunos,
los de ustedes que no creen eso de Adán y Eva, también utilizan la expresión– “animales racionales”, pero no, ustedes no son animales
racionales, ustedes hasta hoy sólo han sido un poquito más racionales que los
demás animales, pero hasta hoy ni aun los mejores de ustedes han razonado mucho,
porque increíblemente no han tenido esa capacidad, si la hubieran tenido,
hubieran entendido, lo que hay que entender –si
entendieran, si conocieran, no estarían como están hoy, Dios no sería, pero el
bien sí, y lo que sigue–, hubieran visto lo que
hay: mucha estupidez –ignorancia,
irresponsabilidad, maldad, perversidad– humana,
y mucha terribilidad, y se hubieran puesto a arreglar lo que hay que arreglar:
la vida de los humanos, hubieran combatido lo que hay que combatir: el mal en
los humanos: la mentira, la estafa, el cinismo, el egoísmo, el no ponerse en
los zapatos de los demás),
si se pudiera, si el entendimiento de ellos diera para tanto (pero el entendimiento de ustedes sí da para más, eso es lo
más increíble de ustedes, que tienen toda la capacidad del entendimiento, pero
que sin embargo hoy están sin entender todo, y entender todo es simplemente
entender lo que debían entender, porque el entender es tan amplio, que hasta
los perros entienden algo, pero ese algo que entienden los tienen en un tipo de
mundo, en el mundo tonto de los perros), pero hasta hoy ustedes todos están en cierta manera
como los perros, están en un mundo, en un tipo de mundo, en el mundo ustedes
(y cualquiera en mi lugar va a nombrar al mundo de
ustedes así: el mundo de ustedes, el mundo que hoy ven ustedes: el mundo
ustedes. Un mundo ustedes que no es el mundo completo que se puede ver desde
humano, sino sólo desde los humanos en la etapa ustedes, en la etapa en que
están ustedes), y en ese
mundo ustedes no se está tan tonto como en el mundo perro, pero se está tonto,
porque ustedes no se dan cuenta de la realidad, igual que los perros que no se
dan cuenta de la realidad, igual que los perros que sólo acceden (que sólo pueden acceder, por cosas de la naturaleza, por
procesos de la naturaleza) a
una porción de la realidad.
Todo es naturaleza, y nosotros los
humanos somos sólo unas cosas más, sólo unos perros más (y ustedes que se creen tan diferentes de los perros,
ustedes que hasta se creen los Reyes de la Creación), unos perros diferentes, pero perros,
cosas, cosas con algunas capacidades, pero hasta hoy ustedes todos han estado
como unos perros más, así de inconscientes, inconscientes de lo que son las
cosas (pero nosotros los humanos somos sólo
naturaleza y así se es en esa etapa en la que están ustedes), pero los perros no pueden entender
las cosas, ustedes sí, los perros no están en una situación increíble, ustedes
sí, pero son cosas de las cosas, lo que nosotros o los perros podemos, no es
por nosotros, es por las cosas, de las cosas, eso tienen que entender ustedes:
esto (lo que vemos nosotros, lo que pensamos
nosotros, lo que entendemos nosotros… esto, el mundo) es sólo un lugar, un estado, de unas
cosas que no van a ninguna parte, los perros pueden ladrar, las moscas pueden
volar, y ustedes pueden seguir en sus mundos, tan perdidos en sus mundos, igual
que los perros y las moscas. Pero no está bien, ustedes sí pueden darse cuenta
de las cosas, y al darse cuenta de las cosas entonces se darán cuenta de la
vida tan tonta (y mala) que hoy son, que hoy están siendo, con
la que hoy están condenándose unos a otros, como un mundo más de perros.
Ustedes pueden darse cuenta de que la
vida puede ser vivida, como sea, como hoy la viven ustedes, o como la viven los
perros. Pero ustedes pueden darse cuenta de que se podría vivir lo mejor que se
pudiera esta vida tan pequeña, sin tanto mal (más que el inevitable: la falta de sentido de las cosas), sin ignorancia, pero que no se puede, que
es inútil. Pero ustedes pueden darse cuenta de que la vida de los humanos por
lo menos no debe de seguir siendo como hoy la viven ustedes todos, como una
vida más de perros (porque los perros sólo son
perros, no pueden ser diferentes de como son, pero ustedes sí pueden ser
diferentes). Las cosas
son pequeñas, las cosas se quedan pequeñas ante los deseos de cualquiera de
nosotros, pero no se quedan pequeñas para la mínima cordura: terminar con la
mentira, con la injusticia, con la desigualdad, con la infelicidad, con el daño
evitable, con el mal evitable.
Todo lo que está en este ensayo está
sostenido en conocimiento, pero ahí empiezan los problemas, porque el
conocimiento de ustedes (el
conocimiento que ustedes pueden alcanzar –un
conocimiento que los mantiene a ustedes todos en mundos como en los que hoy
está cualquiera de ustedes, hasta hoy ustedes han estado en un conocimiento que
no los desborda hacia la realidad, y como son ustedes todos los que están en
problemas -en
problemas naturales de pensamiento complejo, en problemas naturales de lo que
somos nosotros: pensamiento complejo, nosotros somos vida, pero ese tipo de
vida que somos nosotros está muy determinada por el pensamiento complejo que se
alcanza en este nivel de vida, la vida de los seres como los perros es más
sencilla, no se complica tanto, no vive su tragedia con tanta amplitud y
terribilidad como nosotros- es por lo que
sigue el mundo ustedes, un mundo de conocimiento y de ignorancia, un mundo de
no mucho conocimiento y sí de mucha ignorancia, un mundo en el que las
capacidades del humano están en un estado increíble–, pero sólo muy pocos de ustedes entienden completamente ese
conocimiento, la mayoría de ustedes está sólo semialfabetizada) deja mucho que desear, está muy bajo
(por eso he llevado todo a la disyuntiva –disyuntiva que algunos de ustedes sí pueden entender– Dios/no Dios, es decir, todo lo que existe no fue hecho por
ningún Dios –simple y sencillamente porque
eso no existe, eso, a lo que llaman Dios, está sólo en la mucha ignorancia de
los humanos, pero hoy la mayoría de ustedes está muy ignorante. Y los pocos de
ustedes que no están tan ignorantes también están ciegos, por eso las ignorancias
más profundas pueden seguir–, pero unas cosas
que no fueron hechas por nadie no tienen sentido: las cosas no son para nada,
las vidas de humanos y de perros no son para nada, sólo son vida, ser, ser en
vida, ser bajo vida), muy
increíble, como sonámbulo, como ciego, pero ustedes no son culpables, la
situación es muy compleja (no se puede arreglar,
sólo paliar –clonando, haciendo que los
humanos sean completamente iguales–, pero es
inútil, porque además de complicadísimo, es ocioso, es hacer cosas de más, es
producir cosas que hoy no saben de eso, de sí, de hambre, de amor, de sueño, de
vivir, de ser, de ser en conciencia, de ser en más conciencia que los perros), y eso he querido mostrar. Todo lo de
nosotros los humanos es natural, normal (y hay
mal y bien –o sea, daño y no daño, y a veces
el daño, el mal, de unos, es el bien de otros–,
pero no hay sentido –porque no es obra de
alguien, de algo–), pero el mal de más (el causado por la mentira, el causado por la
irresponsabilidad, el causado por la desigualdad, el causado por la ignorancia)
no debe de seguir siendo, ese
mal sí va a tener que ser enfrentado, erradicado, por lo menos, por lo pronto.